Opinión

Cuestión de cabezas

El pueblo, siempre sabio, ha acuñado diferentes expresiones referidas a la cabeza para dar a entender determinados comportamientos humanos. Así tenemos dichos que todavía creo que están vigentes, como, “cabeza a pájaros”, “cabecita loca”, o “¿dónde tendrá la cabeza?”. Hay que reconocer que actualmente se escuchan muchas más, aunque no tan explícitas en cuanto a lo externo. Sin embargo, hay que entender que todas ellas son pronunciadas en relación directa o indirecta a lo que hay dentro de esa caja, de ese complejo que manda y ordena, y que llega a ser calificado también como producto comestible. 

O si no, fíjense queridos lectores en la locución: “le han comido el coco”. O sea que se puede elegir entre todas ellas, ya que de una manera u otra dejan constancia de que la cabeza sirve para mucho y que es de importancia suma siempre y cuando se mantenga sobre los hombros, aunque de vez en cuando y sin moverse del sitio, se dé un garbeo por otros lares: “se le ha ido la cabeza”. Bueno, me preguntarán ustedes a qué viene todo esto. Pues, ni más ni menos, a que hay también cabezas de quita pon y perdónenme si esto suena chusco, pero no lo es. Lo que sucede, es que, ante algunas noticias impactantes, hay que desdramatizar su contenido y suavizar su efecto. 

Todo este preámbulo viene generado por las intenciones del neurocirujano italiano, Sergio Canavero, de 51 años que ejerce en un hospital de Turín, quién entre sus proyectos se cuenta trasplantar por primera vez una cabeza humana. La revista británica New Scientist, ya informó sobre el particular en 2015, señalando que Sergio Canavero quería llevar a la práctica su idea en 2017. Bien, no vamos a entrar en los debates que pudiera generar el asunto, si se llegase a efectuar, tanto en los temas de la moral científica, o el sentido de la vida, espiritual y ético. De momento sujetemos la nuestra no vaya a ser que guste a algún ajeno y quiera ponérsela en sustitución de la propia. Que hay muchos descerebrados. 

Llegados a este punto, no queda más remedio que reflexionar sobre cómo algunos escritores se adelantaron a su tiempo, como Mary Shelley, creadora de Frankenstein, mítico personaje al que se pretende volver a la vida, ahora de verdad. Ojo, tengan mucho cuidado, no se tenga que decir: “perdió la cabeza”. La ficción ha dejado de serlo. El futuro es hoy el presente. 

Te puede interesar