Opinión

El misterio de las piedras

Eppur si muove, o E pur si muove (y sin embargo se mueve). Todo el mundo conoce la famosa frase que según la leyenda (o la realidad) Galileo Galilei pronunció por lo bajines ante la Santa Inquisición, tras retractarse de su descubrimiento sobre qué giraba alrededor de qué. O sea, que doblegó el brazo pero no la voluntad ni la mente. Pues aquí, en el caso que vamos a tratar también se podría decir aunque en plural “y sin embargo se mueven”. No es la primera vez que escribo sobre este fenómeno al que no se encuentra explicación alguna, pero que según los investigadores, parece ser verdad que sucede. 

Me refiero a las piedras existentes en Racetrack Playa, en el Parque Nacional del Valle de la Muerte en el sureste de California (Estados Unidos). Claro que, como USA es tan grande, allí puede pasar de todo. Y entre ese todo, están las rocas que se mueven como si algo invisible las empujara cuando nadie las ve. Son infinidad los científicos del mundo que se han trasladado allí para estudiar el caso a fondo, pero ninguno de ellos, a pesar de analizar minuciosamente las huellas que dejan en el proceso y comprobar su presunto movimiento cuando no hay testigos, ninguno ha podido dar una explicación verosímil del suceso. En ese desierto y ardiente paraje puede fotografiarse claramente el rastro que dejan las grandes moles sobre la tierra reseca, pero ahí se queda todo. Son muchos años de investigación y muchos años de preguntas sin respuesta definitiva. 

Por el contrario, en los países poblados por los seres humanos, selvas de cemento, hierro y cristal, todo se mueve a gran velocidad en la oscuridad y a plena luz del sol. Y cada movimiento deja también una marca imborrable que delata a quien se mueve y por qué. En cuanto a ese, o esos saltimbanquis y sus alteraciones, no hay más misterio que el que se le quiera dar, aunque el que desconfía por costumbre colige que tal comportamiento debe corresponder a una ley natural. Porque, si en el Valle de la Muerte, las piedras semejan estar vivas y bailonas, sin que nadie pueda controlar sus misteriosas idas y venidas, aquí se puede seguir fácilmente a cualquiera y llegar sin esfuerzos a lo más recóndito de su intimidad. Es un negocio altamente rentable al que se apuntan aquellos que desean entrar en tal mercado vendiéndose a sí mismos como productos, sin rubores ni cortapisas.

Te puede interesar