Opinión

El término medio

En el término medio está la virtud, decían los abuelos sabios ellos, que no se dejaban tentar por los excesos en cualquiera de los aspectos que ofrece la vida para llevar la demasía al extremo de la costumbre. Eso tiene mucho que ver con la adición. En un artículo publicado recientemente por “Neurosciencie”, se redunda científicamente en que la afición irresistible de los lectores ávidos de noticias, éstas pueden agobiarles y afectar no sólo a su bienestar mental, sino también provocarles sentimientos de impotencia y angustia ante las situaciones que no pueden controlar. Para otras personas, señala la investigación, los sucesos del día a día, también pueden tener un impacto oneroso pero no sólo para su equilibrio emocional, sino incluso para el físico. 

El mundo, tan pequeño hoy, con sus ventanas abiertas de par en par a la actualidad de cualquier país, nos “obsequia” diariamente con eventos de carácter grave que implican al ser más alejado, al tiempo que toman carta de naturaleza en los propios hogares. Eventos de niveles difíciles de salvar. Después de la pandemia que se ha sufrido con consecuencias irreversibles al tratarse de la desaparición de vidas humanas, vienen otros problemas de los que de momento no se sabe bien cómo salir, si es posible salir, porque puede que el remedio que se aplique sea peor que la cuestión que se intenta paliar. 

El mundo se ha hecho oscuro, podría decirse que demasiado, hay muchos entresijos, pliegues y repliegues que difuminan la línea de un horizonte tras el que es difícil adivinar un futuro esperanzador. Por eso es bueno estar al tanto de lo que pasa, pero en su justa medida, ya que uno, por sí mismo, no puede dar la vuelta a las situaciones que se le escapan como el agua en una cesta. De ahí se puede sacar en consecuencia, tras leer los resultados del citado estudio, que hay que buscar ese término medio. Por eso, ante los avatares que se viven, y los que parece que se avecinan, hay que prevenirse, tenerlos en cuenta, sí, pero sin dejarse llevar por el pánico, y menos hacerse adictos a leer tanta información, que al parecer, en nada favorece. Noticias continuadas que no dejan un mínimo resquicio para digerirlas. Ante tal panorama y sus incógnitas, se precisa la mayor serenidad, al mismo tiempo que confiar en que este planeta gira constantemente. No hay que hacerse daño.

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