Opinión

Entender, entenderse

A veces no es fácil entender algo por mucho interés que se ponga en ello, y por mucho empeño que ponga la otra persona en explicarlo. Hay cosas de las que sólo con el estudio profundo de su materia se puede llegar a su pleno conocimiento, aunque decir pleno, tal vez sea un error. Sea como sea, o como decía aquel, “yo tardaría un minuto en explicarlo y tú tardarías un siglo en entenderlo”.

No se sabe lo que pensó Einstein ante tal petición, pero el físico le preguntó a su vez al entrevistador si sabía freír un huevo. “Por supuesto que sí, ¿quién no sabía hacer algo tan sencillo?”, contestó el periodista muy extrañado

Y esto más o menos, es lo que sucedió una vez en que un periodista en una entrevista le pidió a Einstein que le explicara la teoría de la relatividad. De forma fácil, destacó, para que él pudiera entenderla. ¿Alguien piensa que se puede exponer eso en un espacio de tiempo limitado, de tal manera que se cumpla lo deseado? No se sabe lo que pensó Einstein ante tal petición, pero el físico le preguntó a su vez al entrevistador si sabía freír un huevo. “Por supuesto que sí, ¿quién no sabía hacer algo tan sencillo?”, contestó el periodista muy extrañado. “Pues ahora -le replicó Einstein- imagine hacerlo sin saber lo que es un huevo, ni una sartén, ni el aceite, ni el fuego”. 

A esta anécdota sobre la teoría de la relatividad, y su comprensión, se puede añadir la del físico y astrónomo Arthur Eddington, a quien alguien le dijo que se le consideraba como una de las tres personas que la entendían en su totalidad. Al oírlo Eddington quedó enormemente sorprendido. Y ante su expresión de asombro, se le preguntó por qué se extrañaba tanto.

Como cuchillo de doble filo, es un avance maravilloso en cuanto a la medicina y otras cosas importantes, pero también es el fin del yo

El famoso físico contestó perplejo que se preguntaba estupefacto quién podría ser esa tercera persona. El humor que no falte. Pero es así, pese a que la reflexión que sigue no sea el caso, aunque también. Hay cosas y hechos inexplicables, cosas que se piensan, que se sienten, que se viven. Su pueden mostrar, pero nunca llegar a ese fondo que queda arcano y que ni siquiera el protagonista llega a entenderlo. Incluso se pueden poner ejemplos, formas, pero para llegar a ese conocimiento se necesitaría ser la persona que lo piensa, que lo siente, que lo vive. Aunque ya no es necesario el desdoblamiento. Como suele decirse, las ciencias adelantan que es una barbaridad, y llegan hasta lo más recóndito del cerebro. 

Como cuchillo de doble filo, es un avance maravilloso en cuanto a la medicina y otras cosas importantes, pero también es el fin del yo. La ciencia lee la mente como si esta fuera de fino cristal.

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