Opinión

Fama

Qué tendrá la fama que casi todo el mundo la persigue aunque sólo sea por ese instante llamado “de gloria”? Por la fama, tal vez más que por el dinero, se vende la intimidad, se acusan públicamente padres e hijos, se hace el ridículo más grande ante millones de personas y se expone la integridad física y psíquica en programas de dudoso gusto. La televisión es un gran vehículo para ello y lo explota hasta la saciedad constituyéndose incluso en celestina moderna con ilimitado campo de acción. Sin embargo, muchos de aquellos que la merecen por méritos propios, trabajo artístico o profesionalidad, y llegan a alcanzarla de verdad, no se entregan a ella más de lo preciso y conveniente, para que sus vidas prosperen sin hipotecarla a un público sediento de caras e intimidades, que una vez saciado, los puede situar en el olvido. ¿Cuántos presentadores de televisión, ídolos en su momento, recuerdan ustedes? ¿Cuántos grandes artistas admirados en un día no muy lejano, han finalizado en los asilos, olvidados de los propios compañeros que los obviaron a la hora de componer los repartos? ¿Y cuántos famosos en su plenitud dejan la vida voluntariamente, porque nada de lo que les proporciona la fama y el dinero les hace mínimamente felices? 


La intérprete inglesa Rosamund Pike, acaba de hacer unas declaraciones en las que deja claro que la fama, si no se asume con pleno sentido de la mesura, también puede ser un grave inconveniente para el actor. Y asegura que el que se conozca la vida privada de un ser humano que goza de la popularidad por ocupar un lugar especial de cara al público, puede acabar con el trabajo del individuo al ser observado sin que medie obstáculo alguno para ello. La fama no salvaguarda de mirones e incluso de agresores. Las grandes estrellas de Hollywood gastan millones en aislar de merodeadores sus mansiones, de ocultar la imagen de sus hijos para protegerles de cualquier mal. Famosos de todo tipo han de ser escoltados y viven de alguna manera rehenes de sí mismos. No obstante, la fama es golosa, un canto de sirena que casi todo ser humano quiere oír, porque es la que ratifica, en la proyección hacia los demás, que se es alguien y que se es deseado. ¿Cómo no va gustar sentirse amado, envidiado? ¿Ser aunque sea por una vez en la vida el centro del mundo? La fama asegura la creencia de ser algo más. 

Te puede interesar