Es sabido que el lenguaje conforma la mente y que aprender idiomas es un modo de activarla extraordinariamente. Por supuesto que cuantas más lenguas se dominen, más llaves se tienen para abrir las puertas del mundo. Decía Francis Bacon que saber es poder, y poder es poseer la facultad de entenderse con la mayoría de los pueblos que forman las sociedades humanas. Los políglotas son esas personas que al recorrer diferentes países y culturas, no encuentran dificultades para departir con cualquier habitante lejano o cercano, si este se encuentra dentro del círculo de sus varios conocimientos. Un prodigio de los idiomas fue sin duda alguna Emil Krebs, funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania. Un auténtico genio que dominaba 68 idiomas, pero que además se interesó de forma especial por un total de 111 más, dialectos incluidos.
La pregunta es, ¿cuántos idiomas existen en el planeta? Y la respuesta es, según un estudio reciente del Washington Post, unos 7.100. Eso en cuanto a los humanos, pero no hay que olvidar los miles y miles de lenguajes y maneras de entenderse de los otros pobladores de la tierra, así como de comprender las herramientas que se utilizan para poder convivir. Gracias a los expertos en el tema, hoy se saben muchas cosas de esos seres que se comprenden, aún sin entenderlos. Un estudio de la Universidad canadiense de British Columbia concluye que los perros son capaces de distinguir 160 palabras y que muchos animales entienden hasta 200 términos diferentes.
También las aves han desarrollado la comunicación auditiva con un repertorio complejísimo de producción de sonidos, con los que se comunican normalmente, logran agruparse migratoriamente, y se avisan si intuyen peligro. Los gatos conocen su nombre y entienden al amo, otra cosa es que acudan a su llamada en el momento que les apetece. Son así. Cada día sorprenden más los adelantos científicos sobre cualquier materia y una de ellas es el entendimiento con los seres con los que se convive: el lenguaje. El de los delfines consiste en la emisión de sonidos que siguen una pauta para “hablarse” entre ellos. Tales sonidos indican que se llaman por sus nombres. En cuanto a los chimpancés tienen idioma propio que abarca 390 vocablos. Y todo esto sin contar la comunicación del mundo vegetal, que también la hay. No somos únicos.
