Opinión

Medidas

Mis queridos lectores, un año más que se va de nuestro lado y un año más que viene a acompañarnos. Esperemos que sea bueno con y para todos. Los años son tiempo quieto que no pasa, nosotros pasamos por él. Y para saber su duración, el ser humano inventó distintos artilugios que la medían con días, horas, minutos, segundos... Y uno de esos artilugios fue el reloj, que por mor de la evolución, pasó de ser una necesidad, a ser una bonita pulsera con una atractiva esfera y complementos que, en ocasiones, son signo de poder adquisitivo. Pero este aparato es algo más. Es un misterio en sí mismo ya que camina, apoyado en sus manecillas, a través de los tiempos que él, y solo él, fija. ¿Hay quien dé más? 

El humano, a mayores, creó los almanaques, y en el marcó los días con sus noches, con fecha exacta, y anticipación, a los signos de la propia naturaleza anunciadora de sus eternas y preciosas estaciones. Estaciones que se evidencian en la desnudez de las ramas, la placidez otoñal, los nuevos brotes, el estío y en el frío vivificador. La historia del reloj es pródiga e interesante y en ella toman parte el sol, la arena, el metal, y tantos elementos y materiales con los que se ubicaban en las paredes, en jardines, adosados, de pie, de bolsillo, joyas sobre el pecho… En su transcurrir, llegaron los de pulsera, superados después por los incorporados a los teléfonos móviles, que ya quedan casi inservibles ante los nuevos aparatitos que igual te dicen la hora que te cuentan un cuento, que te contestan a lo que quieras y te ponen la música que quieres. 

Sin embargo, se sigue optando por ese reloj personal, al que primero se daba cuerda, después se animaba con el movimiento, y al final, con una insignificante pila, anda libremente y te ofrece la información de todo el mundo. Pero ¿por qué gusta tanto ese reloj? ¿Será por su latido unido a la propia piel? Tal vez sí. Las modas cambian, pero lo clásico persiste a pesar de todo. Y, ¿por qué los calendarios también? Calendario popular de papel o elegante sobre una rica superficie… Medidores del tiempo. Pero ¿qué es el tiempo? Según el protagonista de “La burla del diablo”: “Los suizos lo fabrican. Los franceses lo acumulan. Los italianos lo malgastan. Los americanos dicen que es dinero. Los hindúes que no existe. ¿Y sabes lo que digo yo? Yo digo que el tiempo es un canalla”. 

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