Opinión

Mujeres en la historia

Escribir sobre las mujeres de toda raza y condición es fácil y difícil a la vez, porque todas hicieron historia en el tiempo de la vida. Cada una de ellas puede ser valorada para bien o para mal, pero su obra, esencia y poder, han quedado para la posteridad. No hay espacio suficiente para describir su pasado y presente en este mundo que acoge lo creado, y que como el ser humano, vive y palpita. Unas dejaron su huella desde el anonimato, otras la dejaron al exponer a la opinión pública su inteligencia y sabiduría. Muchos son sus nombres brillantes en el arte, la ciencia, la política, la música, el deporte y en definitiva, en la compleja lucha por la supervivencia de un devenir siempre incierto.

Desde tiempo inmemorial su aportación fue decisiva para el mundo heredado. Ejemplos hay de todos conocidos, pero tal vez dormidos en lo intrincado de la memoria. Entre todas, y según las crónicas, Nefertiti, reina del Antiguo Egipto, fue la primera mujer que tomó parte en los asuntos de estado, anuló el politeísmo e implantó el monoteísmo; Isabel la Católica hizo de España el Imperio más grande del mundo; Juana de Arco cambió la historia de Francia; Victoria de Inglaterra, consolidó su reinado con políticas modernas; Susan B. Anthony fundó la Asociación por la Igualdad de Derechos en Estados Unidos. A ella se debe la Décimonovena Enmienda de la Constitución; Mary Shelley fue la autora de “Frankenstein o el moderno Prometeo”, primera novela de ciencia ficción de la literatura; Marie Curie, Nobel de Física, descubrió el radio y el polonio; Valentina Tereshkova fue la primera mujer que viajó al espacio; y Concepción Arenal, representa una de las figuras españolas más importantes del siglo XIX, de este y de los que siguen. Imposible citar a tantas como han sido y son. Valga esta mínima muestra.

Pero finalizaré con quien fue calificada como “la mujer más guapa del mundo”: Hedy Lamarr, en realidad llamada Eva maría Kiesler. Austríaca pero nacionalizada estadounidense, fue un cerebro excepcional. Enemiga acérrima del nazismo, dedicó su inteligencia no sólo a colaborar con los aliados pasándoles información, sino que entró de lleno a trabajar para lograr nuevas tecnologías militares. Y la mujer que compartió pantalla con los actores más prestigiosos, bajo las ordenes de los directores más  grandes de Hollywood, ideó junto al compositor George Antheil, el sistema de comunicaciones llamado “secreto”, el cual permitió la creación de unos torpedos teledirigidos por radio, cuyas señales no podían ser detectadas por el enemigo. No entraremos en el capítulo del desarrollo de las técnicas empleadas, reservado para los expertos, pero que representaron una de las bases principales para el triunfo de los aliados en la Segunda Guerra Mundial.

Este trabajo fue indispensable para las nuevas tecnologías inalámbricas que disfruta el mundo. El insustituible método de la gran estrella sigue vigente en las redes modernas, imprescindibles hoy para la vida. Así, apreciados lectores, cuando cojan su móvil, utilicen el wifi, o se guíen en su coche por esa voz venida del satélite que le asesora en su ruta, no se olvide de que detrás de todo ello hay un nombre que lo hizo posible: Hedy Lamarr. La Dalila más famosa y bella del cine. El 9 de noviembre, fecha de su cumpleaños, se celebra en su honor el Día Mundial del Inventor.

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