Opinión

Escalofriante

Recuerdan ustedes, mis queridos lectores, a aquel personaje llamado Uri Geller, que tuvo a España entera, toda una noche ante el televisor, con el mango de una cuchara entre dos dedos, en intento inútil de doblarlo, cosa que al parecer ante las cámaras, lograba el susodicho, simplemente con frotarlo? ¿Cómo olvidar una experiencia tan enriquecedora para el espíritu, y tan decepcionante a la vez para el futuro prometedor? Nadie pudo llevar a cabo tal hazaña, pero durante días, todo aquel que se creía mago con poderes sobrenaturales, insistió denodadamente sin resultado positivo alguno, claro. Y después de la fiebre “urigeliana” que afectó al mundo entero, las cucharas volvieron con alegría a su cajón, para descansar de tanto trote. 

Aquel acontecimiento sin precedentes en la historia, se debió a una demostración del inolvidable Geller, en una entrevista de televisión. Tras esa y otras tantas, se supone que siguió por el mundo con la importante misión de doblar cucharas, entre otros portentos inenarrables, realizados por su prodigiosa mente. 

Bueno, pues después de mucho tiempo sin saber del genio, ha aparecido con una noticia escalofriante para la humanidad, como si ésta no tuviera ya bastante con las que les trae a diario la actualidad. A saber: Uri Geller pone sobre aviso nada menos que a la NASA, de que se deje de viajes estelares y zarandajas, y se prepare para una invasión alienígena. Total, nada. Esta noticia tiene su origen en el descubrimiento de una fuente de energía distante de la Tierra unos 4.000 años luz que, cuidado, no pierdan pie, pueden ser charletas de seres superiores del espacio exterior, no del interior, que de eso sobran. O sea, que los extraterrestres se comunican por chat, como los terrícolas. Pero, ¿qué rayos se dicen? ¿Comentan temas de interés cósmico, como que la cúpula celeste se desploma? ¿Juegan al pinto pinto gorgorito, que es un juego muy bonito? Sólo lo sabe el señor Geller, quien asegura que la citada invasión es inminente. Por lo pronto, el cine, precursor de todos los desastres, hace años da la vara con un armagedón en forma de pedrusco que amenaza la supervivencia, que para qué contar, oiga. Pero, el que mejor supo reflejar tal acontecimiento, fatal para los contribuyentes, ha sido ciertamente, Tim Burton, con su nunca bien ponderada “Mars Attacks”. ¡Una maravilla!

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