Opinión

Nuevos descubrimientos

Los adelantos, en un campo tan especial como es la vista, pueden ser decisivos para las personas que padezcan ceguera o enfermedades que la amenacen

No sé si recuerdan ustedes, queridos lectores, aquellas campañas que se hacían para el cuidado de la vista. El eslogan decía: “Dos ojos para toda la vida”. Y así se creía que eran para toda la vida. Pero esos ojos llegan más allá de lo que se pensaba y se denomina vida, tal como se la conoce. Ahora un equipo de investigadores de la Universidad de Utah vuelve a dar otra vuelta de tuerca, y descubre que esos ojos tan preciosos y precisos, hasta cinco horas después de la muerte de una persona, suelen responder a la luz. Este importante estudio que ha desembocado en un descubrimiento esperanzador, ha sido publicado por “Popsci”, que proporciona los resultados sobre las nuevas terapias que se llevan a cabo para remediar la pérdida de visión. 

Dichos adelantos, en un campo tan especial como es la vista, con el tiempo pueden ser decisivos para las personas que padezcan ceguera o enfermedades que la amenacen. El artículo es sumamente interesante, sobre todo para los especialistas en el tema. Frans Vinberg, profesor asistente de Oftalmología de la citada universidad, señala entre otras muchas cosas, las complejas operaciones que se establecen entre las células de la retina. Así pues, los nuevos métodos a aplicar podrían abrir el alcance de la visión humana, y señalar un futuro potencial en la recuperación de la misma. Todo ello es impresionante, aún comentado a vuela pluma, por no entrar en los recovecos de una investigación que supera al lego en la materia. 

Lo cierto es que una de las cosas más extraordinarias que da pie a este feliz trabajo, es el hecho de que los ojos, dicho de forma coloquial, siguen funcionando, al parecer, después de que se dé por certificada la muerte de la persona. Sobre estos fenómenos que últimamente se estudian con la máxima rigurosidad, y con la ayuda de las personas que han rozado el límite invisible que separa la existencia de lo desconocido, ya he escrito en alguna otra ocasión. Por ejemplo, sobre el estudio realizado por un grupo de la Unidad de cuidados intensivos y reanimación en la NYU Langone School of Medicine de Nueva York, que detectó las evidencias de que no desaparecía ipso facto la consciencia tras la muerte biológica, y que esta podía dilatarse durante horas. De ahí, lo que decía la sabiduría de nuestros mayores: “No llores, que te puede oír”. ¿Lo intuían, o lo sabían?

Te puede interesar