Opinión

Ojo con sus decisiones

Todos fuimos bebés, una etapa que se pierde en el tiempo de donde vinimos, y que jamás recordamos, pese a la creencia de algunos en la llamada regresión, en la que se dejan parte del patrimonio, cosa que recordarán siempre. Aunque todo puede ser, ya que es bueno abrir la mente de par en par a todo lo que hoy parece imposible, y que, quién sabe si ya forma parte integrante de la realidad. El hecho de que no se aprecie en todo su significado es que todavía se carece de perspectiva, pero el paso de los años lo pondrá nítido al volver la vista atrás.

El caso es que se ha llevado a cabo un estudio en bebés, el cual da como resultado que también ellos albergan incertidumbres y que las comunican a su manera. Según el citado estudio realizado por un equipo de Ciencias Cognitivas y Psicolingüísticas del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia y publicado en la revista PNAS, el bebé valora las decisiones adultas al tiempo que detecta los errores. En estos momentos percibidos por él, es cuando afloran sus dudas.

Este trabajo, pionero, se llevó a cabo en ochenta bebés de veinte meses, y aunque los científicos ya habían demostrado que ciertos animales son capaces de albergar sus inquietudes, aseguran que sólo los seres humanos tienen la facultad de comunicarlas a los demás. Facultad de la que se sabía de su desarrollo más tarde, a través del lenguaje, pero que sin embargo, se ignoraba que pudiera existir a edad tan temprana. El citado laboratorio, cuyas siglas son CNRS, trabaja sobre la capacidad de observación y los complejísimos procesos metacognitivos del hombre. Así que ya se sabe, por parte de aquellos que rodean al rorró, que son observados, examinados y analizados por él, y que sus decisiones no caen en saco roto.

Tengan cuidado, queridos lectores cuando estén frente a un bebé. Elija bien sus miradas, sus palabras y sonrisas porque estarán evaluando su comportamiento, y seguro que muy certeramente. Al margen de la importancia de la noticia y su repercusión a todos los niveles, ahora me vienen a la memoria aquellos que, con la sonrisa en los labios, y un punto de alarma indisimulada en los ojos, confiesan tener miedo a esos pequeños seres que todavía no han roto un plato, pero intuyen los que han roto los demás. Un prodigio en la más hermosa de las inocencias y los ojos más adorables del mundo.

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