Opinión

De la palabra al silencio

Acabo de recibir un libro. Un libro que me augura una feliz e interesante lectura. Lo ojeo a la espera del momento en el que me sumerja en él, ya que, por cualquier página que se abra, se encuentra filosofía, profundidad, belleza, sátira y reflexión. Un libro que ofrece el arte en las ilustraciones que adornan el texto. Me dejo ir por el obsequio que sostengo en las manos, pero tengo que hacer un alto para evidenciar su contenido y para ello recojo las primeras líneas que figuran en la solapa que refuerza la portada: ”La presente monografía intenta responder al arduo dilema que presenta la obra poética de distinguidos poetas contemporáneos…“ Y aquí surgen nombres tan importantes como Pedro Salinas, Octavio Paz, José Ángel Valente, a los que siguen preguntas sumamente atrayentes para todos los amantes de la poesía, pero también para quienes deseen entrar en el misterio que mueve a quienes la escriben. Pero para adentrarse en esa esencia, es obligado leer el libro que nos ocupa, y que está editado por Cátedra. 

Su título es “Busquemos otros montes y otros ríos” y el subtítulo “(De la palabra al silencio)”. De la palabra al silencio, todo un tratado en cinco palabras, una llamada al saber. Su autor, Antonio Carreño, tan sabio como cercano, tan admirado profesor como ser humano, no necesita presentación, pero no me resisto a recordar que es doctor por la universidad de Yale, una de las universidades más prestigiosas del mundo, y que en esa misma universidad obtuvo el grado de Maestría en Filosofía y Artes, y anteriormente por el Trinity Collegue. Como puede suponerse su currículum es excepcional.

Como profesor ha ejercido en importantes universidades, y como autor ha escrito lo mejor que se haya ofrecido como especialista en el vasto campo del clásico español. Y en 1979 la Real Academia Española le concedió el Premio Ramón Menéndez Pidal por su monografía sobre el romancero lírico de Lope de Vega. Señalaba anteriormente que Antonio Carreño es tan sabio como cercano, y es así, porque hay que recordar que inició su carrera docente como Maestro Nacional en la Ribeira Sacra de Ourense. Todo un orgullo para nuestra tierra y todo un orgullo también para quienes hemos tenido el inmenso placer de conocerle a él y a su esposa Lilia. Y conocerle también, como escritor y como persona docta, atenta, generosa y sencilla.

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