Opinión

Pánico escénico

Hace poco tiempo se hablaba de una cantante que sufrió un ataque de miedo escénico. Artista curtida en su profesión, aplaudida, admirada y reconocida como una de las mejores voces del panorama español. Esto que puede parecer insólito en la persona que pisa las tablas a diario, acostumbrada a actuar ante cientos de personas de cualquier lugar del mundo, sin embargo es más frecuente de lo que parece. Un genio de la interpretación de fama universal como Sir Laurence Olivier, cuenta en sus memorias el terrible sufrimiento que pasó con su pánico escénico que le hizo estar retirado del teatro durante bastante tiempo. Yo misma fui testigo y puedo asegurar por tanto, salvando las distancias, aunque el miedo se alberga en cada persona por igual sea o no estrella de las tablas, que algunos de mis alumnos más profesionales del Estudio de Artes Escénicas, lo padecieron, y cuanto más salían a escena más terror les daba, hasta el punto de que terminaron por renunciar a la actividad que tanto les ilusionaba y tanta satisfacción les reportaba. Pero no sólo a los actores o cantantes les sucede. Lo mismo les pasa a los pintores, a escultores, compositores, oradores...

El pánico ante un lienzo en blanco, una piedra informe o un pentagrama en el que trabajar, se hace patente y tienen que realizar un gran esfuerzo de voluntad para vencer esa situación e iniciar su obra. El artista, que ya de por sí es muy sensible, es además un ser que cada vez que crea pasa por el escrutinio de la opinión del público. Se examina constantemente en unas oposiciones que pueden llevar su carrera al desastre. Podría decirse que eso no es probable, pero ellos lo intuyen como absolutamente posible. Son unas oposiciones duras, terribles, con un jurado que no se compone simplemente de un número limitado de personas, sino que abarca todo el espectro humano que pone sus ojos o sus oídos a la como obra que el creativo presenta. ¿Pero qué es el miedo escénico, conocido en ciencia como glosofobia? Algo que paraliza totalmente y produce una angustia incomparable; que inhabilita y anula a quienes lo padecen. Y que, entre otros temas, según Renny Yago- sesky, orientador de la Conducta, en ese estado influyen el estrés, la timidez, la tensión corporal y la ansiedad.

Los estudios, aseguran que no hay otra cosa que produz- ca semejantes reacciones en el ser humano. 

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