Opinión

El plato prodigioso

Tailandia es el segundo país con mayor obesidad en el sureste asiático. Sus comidas nadan en aceite. Por lo tanto deben de ser muy ricas, condimentadas además, con infinidad de especias aromáticas como acostumbran por esos lares. Pero claro, lo bueno cuesta y a veces no económicamente, sino como en este caso, en acumulamiento de michelines, que a estos pobres nadie les quiere. Son esos compañeros de peso que sobran y que no hay donde dejarlos sin que se den cuenta, a pesar de tantas promesas engañosas. Los tailandeses, que son muy vivos, han ideado algo que puede otorgar la dicha a los orondos tristes. A partir de ahora podrán mirarse al espejo sin necesidad de apretar la faja o llevar el cinturón de los pantalones en las rodillas. O sea, que podrán respirar a placer y comer sin restricciones. 

Y me preguntarán, ¿cómo será eso posible? Y yo les respondo gustosamente, queridos lectores: la agencia BBDO, y la “Fundación tailandesa de la promoción de la salud”, han creado algo maravilloso que consiste ni más ni menos que en un plato. Ustedes, dirán al unísono, ¿un plato? Sí, señores, un plato que absorbe la mayor parte de la grasa que cae en él y que acompaña al menú. ¡Oh, la alegría inunda el corazón! Y sí, es para alegrarse. ¿Pero cómo puede un plato absorber el aceite de la tortilla de patata y otras delicias sean tailandesas o no?, se preguntarán ustedes, cavilando sobre hecho tan extraordinario. Pues vamos a ver: despejen la duda. Este plato viene preparado con 500 agujeritos, realizados con una textura esponjosa que absorbe, o se traga él solito, hasta 7ml de la grasa que iba destinada para el comensal. ¿Es, o no es una idea excepcional? Así, los asistentes a la mesa ya no tienen que preocuparse de cómo va sazonado lo que degustarán. 

Aquí pues no se trata de remedios milagrosos, que nunca lo son, y que cuestan un ojo de la cara, sino de una idea puesta en práctica que tiene la solución al problema delante de los ojos de quien se apresta a utilizarla. Pero los simples rellenitos no tienen por qué preocuparse. Un poquito de carnecilla no molesta, y ofrece a la pareja algo a lo que agarrarse. La gordura es problema cuando molesta a la actividad diaria y sobre todo a la salud. Ahí sí hay que pensar en ello. Por eso, sea usted mismo, y cuídese sin obedecer a rajatabla los cánones tan impuestos de belleza.

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