Opinión

Un pulpo vivo

Quien me compra este lío que lo quiero vender. Así decía la canción antaño. Pero la frase es de absoluta actualidad. Un anciano de noventa años vive la tragedia de haber sido expulsado de su casa por unos ocupas que le amenazan día y noche y le dicen desear su muerte para apropiarse de la vivienda libre, sin problemas, porque ellos lo valen.

Esto pasa en España y nadie dice nada, nadie se mueve. La víctima se ve en esta situación límite, indefensa, como tantas otras en las mismas situaciones públicas y notorias. Ya no se sabe que pensar. ¿En qué mundo estamos? ¿Qué sociedad es esta? Cosas tales y faltas de sentido, son las que invaden los medios de comunicación y sobre todo las redes, lugares en los que uno se entera más de lo que sucede, a pesar de los bulos que se escriben. Pero siempre queda el contrastar las noticias y asegurarse de lo que es verdad y no lo es. Una mujer, casada y con hijos, se ha suicidado, al parecer debido a una grabación de carácter sexual realizada hace años y que la persona que la recibió en su momento ahora la ha hecho pública en la empresa en la que ella trabajaba. A tenor del hecho se ha abierto una investigación policial, por si hubiere evidencias constitutivas de delito de quien, o quienes, han tomado parte en este suceso infame con terrible final. No sólo es culpable aquel que mata, también lo es el que induce a ello o provoca, como en el caso que nos ocupa, el suicidio. Pero estamos en un tiempo en el que por mor de una libertad, que sólo es abuso, despropósito y provocación, en algún lugar se perdió la responsabilidad equitativa que conlleva.

Por desgracia, y en general, la palabra “responsabilidad” ha caído en desuso, como “ética” o “cordura”. En cuanto a esta última se puede ejemplarizar con el caso de la bloguera china que en su canal, "Seaside girl Little Seven", quiso dar al mundo una prueba de su inteligencia al intentar comerse un pulpo vivo. Una de las criaturas marinas más inteligentes. La víctima, o sea, el pulpo, se defendió con todas sus fuerzas y con todos sus tentáculos, y a poco la individua queda con el rostro desfigurado. Una lástima. Después del susto, vinieron las lágrimas y la cara dolorida. El vídeo se hizo viral. Díganme, queridos lectores, si el mundo no está loco pero de remate. Ante tal certeza, créanme, gritemos eso de, “sálvese quien pueda”.

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