Opinión

Voces de ultratumba

Aunque parezcan cosas de película cómica italiana, suceden en la realidad. Esto de las nuevas tecnologías provoca sustos que para sí los quisieran esos artífices del género de terror, género que, a quienes sean fans del mismo, a estas alturas ya no les provoca miedo por mucho que se empeñen en generarlo. Entiéndaseme: los tópicos se repiten y no guardan ya sorpresas geniales. Pero en este caso concreto, sí hay motivos para el terror y para elucubraciones sobre temas de ultratumba. Aunque si bien lo miramos, y para ser justos, el miedo tiene grandes alicientes para generar humor. De hecho siempre se ha utilizado sin reservas en cualquier parcela humorística y si es con inteligencia resulta de lo más exitoso. Y es que podría decirse que la naturaleza imita al arte, sin saber cuál de las dos partes contiene más gracia, más drama o más temor. 

En esta ocasión lo macabro ha invitado a lo último y es deseo mío, queridos lectores, que no pase nadie la experiencia que vivió una mujer inglesa cuando en su móvil vio el mensaje de su querida abuela ya difunta. ¿Se pueden figurar ustedes la impresión de horror recibida por esta señora al leer el texto? Texto que ignoramos, claro. Pero fuese el que fuese, que es lo de menos, ella temblaría y con razón, al mismo tiempo que se preguntaría aterrada, ¿será verdad la existencia de ese otro mundo que todos deseamos que nos espere, más tarde que más temprano, y que hasta él hayan llegado las últimas novedades en comunicación? Pero ¿el Más Allá está tan cerca del Más Acá, para poder captar en la tierra llamadas telefónicas sin interferencias? ¿Estarán los aliens metafísicos husmeando en mi vida? Pero ¿para qué? ¿Será un aviso aciago? 

La protagonista del caso pensaría que si los científicos rastreasen la procedencia de la llamada localizando el lugar exacto, sin duda nuestro mundo, cultura y creencias sufrirían una convulsión de tales proporciones que dejarían al humano patidifuso para un buen rato. Pero como decía quien sabía mucho, entre todas las posibilidades difíciles, la más sencilla es la buena. Y así fue, la abuela de la destinataria del mensaje, Lesley Emerson, aficionada a enviar mensajes de texto, se llevó a la tumba, sin querer, su teléfono móvil. Así pues, no hay que asustarse. Tranquilidad absoluta, todo sigue en su sitio. Y los extraterrestres, muy bien, gracias.

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