Opinión

Western: bienvenido

Alguna cadena de televisión programa frecuentemente películas llamadas del oeste. Es un género que parecía muerto pero que, principalmente Clint Eastwood, vino a resucitar en 1992 con su magnífica obra “Sin perdón”. Clint Eastwood sabía mucho sobre el western que le dio la fama. “Sin perdón” es un excelente filme que trata de los hombres que no fueron ejemplares en su pasado, pero que ante determinados hechos, se sobreponen a sí mismos y a sus circunstancias, predominando en ellos la dignidad humana que en el fondo lo cambia todo rigiendo su crepúsculo vital.

Como fondo, un pesimismo oscuro, cargado de amarguras y seres perdedores, en un mundo en el que el poder de la violencia salvaje y el revólver rápido cae bajo lo que pudiera denominarse “justicia poética”; expresión acuñada por Thomas Rymer en una de sus obras, para explicitar cómo el comportamiento moral puede otorgar el triunfo al bien sobre el mal. Los problemas éticos, la supervivencia en ámbitos inhóspitos, las debilidades y los heroísmos que este género cinematográfico presenta, se evidencian en la vida de cada día, porque pueden extrapolarse a todo tiempo y lugar en mayor o menor grado. Sobre ellos, el western ha escrito páginas magistrales. Actores y directores de absoluta solvencia han firmado verdaderas obras de arte que perduran en el tiempo y que deberían ser debatidas para que las sociedades se conociesen mejor. No hay como un espejo en el que mirarse para ver la realidad sin interferencias y con la perspectiva que proporciona el talento. Como ejemplo especial podría citarse “Sólo ante el peligro”, sin olvidar “La diligencia”, “El árbol del ahorcado” o “El hombre que mató a Liberty Valance” entre otras.

Las pasiones, el racismo, la ambición, la justicia, la generosidad o la crueldad más extrema, llenan esas películas componiendo en ellas el reflejo de lo que fue “El nacimiento de una nación”. Ahora, al parecer, los grandes cineastas americanos vuelven a interesarse por el tema. De lo que hay que alegrarse y esperar que los ejemplos que tejen la historia de ese cine, sirvan para probarnos que el genio creativo de Hollywood todavía vive. Películas en las que también la mujer, en la vasta soledad de sus granjas, rifle en mano, defendía a sus hijos y su casa de asesinos y ladrones. Era el salvaje oeste. En su principio, un mundo sin ley.

Te puede interesar