Opinión

Año 2000

Después de décadas de ausencia, por fin mi tocayo Miguel Ríos visitará Ourense el próximo mes de agosto. Llevamos varias semanas repasando su discografía, desde que el homenaje al maestro Jaime Noguerol, “Extraños en el escaparate”, destapó nuestro tarro de los recuerdos. Tal y como cantaba el viejo rockero, este es el tiempo del cambio, donde el futuro se podría tocar. 

Con el nuevo milenio proliferaron los cronistas, los brujos y los santos. La era de Mister Chip trajo de la mano más palo, hambre y polución. Hace 20 años, las promesas de un mundo feliz lo eran asimismo de terror, aunque quizás nadie en aquel tiempo se atreviera a pronosticar una pandemia y una posible tercera guerra mundial. Porque, antes de despedirse el violento siglo XX, nos dejó el horror de la Guerra de los Balcanes y la desintegración de la antigua Yugoslavia comunista en el corazón de la vieja Europa, tan cercana a nuestros pagos. Desde los altos de la hermosa Dubrovnik, la perla del Adriático, todavía se pueden distinguir los tejados nuevos relucientes de las casas bombardeadas por el Ejército Popular Yugoslavo, cuando agonizaba 1991. Aquel conflicto se dirimió a tiros y cuchilladas entre vecinos, como en la Ucrania actual. 

Aquellas matanzas de Srebrenica, en Bosnia Hezergovina, se han repetido nuevamente en Bucha, a las afueras de Kiev, en Severodonetsk y en Mariupol. Como entonces mujeres, niños, ancianos y enfermos se han encargado de pagar con su sangre y con su angustia las facturas más caras de la guerra. En su célebre canción, rogaba el incombustible cantante granadino un cambio en el sistema de valores, todavía pendiente, porque la humanidad podría enfrentarse a la cuenta atrás. De no poner remedio, el ser humano saldría derrotado. Sostiene Aloysius que es más fácil pronosticar el futuro a tiempo pasado, y que a pesar de tanta zozobra y desasosiego, durante estas primeras décadas del siglo XXI hemos sido testigos del despegue de la medicina del futuro, especialmente desde la publicación del genoma humano al completo, hecho que permitirá derrotar al cáncer y establecer tratamientos cada vez más personalizados y efectivos

Comentábamos hace poco cómo ha cambiado la asistencia médica en estos últimos años, tras la irrupción de las nuevas tecnologías y los potentes ordenadores, con robots más precisos que los cirujanos más hábiles. Pero seguimos teniendo asignaturas pendientes, como la morbilidad y la mortalidad por cánceres evitables y enfermedades cardiovasculares, aunque los datos son esperanzadores, a medida que médicos y pacientes se van concienciando de la importancia del control de los factores de riesgo. 

Nunca imaginé la cantidad de prójimos de todas las edades haciendo ejercicio cotidianamente y mejorando su alimentación. Las terapias con células madre continúan abriendo las puertas más esperanzadoras, lo mismo que las modernas vacunas. Incluso algún expertos vaticina para el año 2050 la derrota de las enfermedades relacionadas con el envejecimiento. Escribió Jaime y canta Miguel que en el mercado de robots, acero y hormigón, los nuevos kamikazes habrán de luchar con amor e imaginación. ¡Banzai!

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