Opinión

ESTRAMONIO

Hace un tiempo ya que el filantrópico Aloysius me regaló una edición facsímil de la famosa obra de Dioscórides, “De Materia Médica”, mejor dicho, de la versión castellana realizada en 1566 por el médico humanista segoviano, Andrés de Laguna, titulada “Pedacio Dioscórides Anazarbeo, acerca de la materia medicinal y de los venenos mortíferos”.


Dioscórides fue un cirujano militar que acompañó a las legiones de Nerón a través de todo el mundo conocido en la época. Su adjetivo de pedaniole correspondía como asociado a una influyente familia romana, su protectora. El de anazarbeo, por ser natural de Anazarba, una población cercana a Tarso, en la actual Turquía.


Curiosamente en sus escritos, Dioscóridesnunca mencionó el estramonio; sin embargo, dicha planta fue tratada en las obras del botánico y farmacólogo, Andrés de Laguna, como componente de las pócimas que las brujas empleaban para hechizar a las personas. El médico romano sí hizo referencia a la mandrágora, otra planta solanácea, orden al que pertenecen también plantas con frutos tan comunes como la patata o la berenjena.


A lo largo de la historia, estramonio y mandrágora han sido empleados como fármacos y venenos, por las propiedades de sus alcaloides tales como atropina, escopina, escopolina y escopolamina (hioscina). De hecho, el N-butilbromuro de hioscina es el componente de un popular medicamento analgésico y antiespasmódico comercializado en España. Pero resulta que el estramonio es incluso más peligroso que la belladona, debido a su potente efecto antiespasmódico, sedante y narcótico. Al ingerirlos en la naturaleza, sus frutos matan a los ratones y sus hojas a las vacas, las ovejas, las cabras, e incluso, a las larvas de los insectos.


Los alcaloides del estramonio tienen propiedades psicoactivas provocadas por sus efectos anticolinérgicos, lo que se traduce en un delirio alucinatorio que puede llevar a la muerte. En caso de intoxicación, se recomienda la hospitalización urgente y su tratamiento con benzodiacepinas por vía parenteral y rehidratación.


¿Se imaginan a un grupo de jóvenes consumiendo alcohol y otras drogas inmersos en una desenfrenada fiesta a pleno sol durante horas? Algún espabilado, tratando de hacer un pírrico negocio, hizo circular estramonio entre tanto marchoso. Dicen que antes de morir, los desdichados que lo consumieron anduvieron varias horas perdidos por los desolados páramos de las afueras de la localidad madrileña de Getafe,sumidos en un delirio alucinatorio fatal. Las altas temperaturas estivales y la deshidratación completaron la faena.


Y mientras otro chaval se debate entre la vida y la muerte en un hospital de Badajoz por culpa del estramonio, nos echamos las manos a la cabeza y podamos las plantas venenosas; pero desgraciadamente, la cultura del descontrol seguirá cobrándose nuevos mártires. Fiesta sin fin para jóvenes y bellos cadáveres. Para flipar.

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