Opinión

Pai do vento

Los anales populares recogen la disparatada historia del individuo conocido como Pai do Vento, cuya esposa padeció repetidos episodios de pseudociesis, embarazos ficticios donde su vientre iba creciendo progresivamente, sin llegar a albergar nunca un embarazo. Burlado hasta la saciedad, el infausto Pai do Vento corría a garrotazos a todos los que se atrevían a pedirle su miembro viril para hinchar la rueda de un coche o los globos de una fiesta.

En el extremo opuesto se sitúa David Wozniak (Patrick Huard), el protagonista de la divertida comedia canadiense Starbuck (2011) de Ken Scott, un infausto repartidor de carne que deberá enfrentarse a una demanda colectiva iniciada por 142 jóvenes contra un banco de esperma, empeñados en conocer al donante anónimo y padre biológico de todos ellos. Porque 23 años antes, bajo el seudónimo de Starbuck, Wozniak había donado muestras de su semen a una clínica para el tratamiento de la infertilidad.

El guión de la película está inspirado en una historia real, y su apodo procede de Hanoverhill Starbuck, la vaca de raza Holstein madre de centenares de miles de terneros entre los años 80 y 90 por inseminación artificial. Sostiene Aloysius que la realidad supera a la ficción. Ocurrió con el Dr. Donald Cline, que en la década de los 80 inseminó en secreto a más de 90 mujeres con su propio esperma, engendrando un centenar de hijos biológicos, y cuyas tropelías han sido llevadas a las pantallas por Netflix.

Pero a todo hay quien gane. Jan Karbaat, el semental de Rotterdam, falleció en 2017. Durante décadas fue el director de una clínica holandesa de fecundación asistida, inseminando con sus propios espermatozoides a varios centenares de indefensas clientas. Cuando le preguntaron el motivo de sus actuaciones, se limitó a contestar que lo había hecho por el bien de la humanidad. La Biblia nos cuenta la historia de Gedeón, juez y guerrero del antiguo pueblo de Israel, que llegó a ser padre de 70 hijos como fruto de su poligamia. En el Génesis está escrito un mandato taxativo para la humanidad: sed fecundos y multiplicaos, y llenad la Tierra y sojuzgadla. En estos días nos hemos enterado de otro donante de semen holandés que parece haberse tomado muy en serio el mandato divino.

Se llama Jonathan Jacob Meijer, tiene de 41 años y una rubia larga melena. Ha sido denunciado por la Fundación Donorkind, defensora de los derechos de las personas nacidas mediante una donación de semen, sospechando que pudiera ser el padre biológico de centenares de hijos por todo el planeta. Y eso después de quebrantar reiteradamente la legislación vigente en los Países Bajos, que sólo permite engendrar 25 hijos y fecundar a 12 madres. Meijer supuestamente donó su esperma al menos en 13 clínicas de fertilidad, algunas más allá de sus propias fronteras. La empresa danesa Cryos distribuye el semen de sus donantes anónimos a más de 100 países. Meijer fue donante suyo, pero incumplió las estrictas cláusulas de su contrato. Llegó a distribuir sus muestras de hipotético vikingo por Internet.

Se conjetura con que Meijer podría ser el padre biológico de más de 1000 niños en Australia, Italia, Serbia, Ucrania, Alemania, Polonia, EEUU, Hungría, Suiza, Rumanía, Dinamarca y México. Más que Pai do Vento, Pai da Treboada.

Te puede interesar