Opinión

Repunte viral estacional

Si hubiera que escoger una palabra para definir la situación que nos ha tocado vivir por culpa de la pandemia de covid-19, sin duda alguna escogeríamos heterogeneidad. Ha llovido desde los tiempos heroicos donde los sanitarios nos tuvimos que enfrentar a un enemigo completamente desconocido, protegidos con lo primero que teníamos a mano, un nuevo virus bautizado como SARS-CoV-2, mientras los científicos descubrían su mecanismo de infección, su elevada capacidad para mutar, con los hospitales, las unidades de cuidados intensivos y las morgues al borde del colapso, hasta que comenzaron a fabricarse y distribuirse las primeras vacunas, vehementes polémicas con negacionistas y antivacunas inclusive.

Ahora toca lidiar con la extensa variabilidad de esta enfermedad infecciosa, que algunos prójimos superan sin enterarse, otros sufriendo síntomas como fiebre, cefalea, malestar general, cefalea y dolor de garganta, con los sentidos del olfato y del gusto más o menos afectados y, por desgracia, una minoría nos desdeñable de enfermos hospitalizados, de menor a mayor gravedad, y vivos que se convierten en difuntos en la más absoluta soledad. La covid-19 se parece a la gripe, pero no es la gripe. Cada día atendemos a mas pacientes que superaron la infección pero que todavía luchan contra sus secuelas, con la incertidumbre de lo que afectará a su salud con el paso del tiempo. Por si fuera poco, la Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de alertarnos sobre la posibilidad de una pandemia doble, con infecciones simultáneas por el virus de la gripe y el SARS-CoV-2. Algunos expertos, avanzando en lo que pudiera sucedernos durante este tercer invierno pandémico, ya están hablando de una triple pandemia, covid-19 más gripe más otras infecciones víricas respiratorias, como las causadas por el virus sincitial respiratorio (VSR), por ejemplo.

Desde nuestras trincheras esperamos la invasión de estas hordas microscópicas protegidos por las vacunaciones masivas y la inmunidad de rebaño adquirida por una parte mayoritaria de nuestra sociedad, después de habernos infectado una o más veces a lo largo de las sucesivas oleadas de esta pandemia. Nuevamente las autoridades sanitarias han puesto en marcha las campañas de vacunación para prevenir los embates invernales de covid-19, gripe y sus heraldos, respaldadas por las investigaciones científicas que han ampliado el espectro de actuación vacunal extendiendo su cobertura a las nuevas variantes del SARS-CoV-2. No debemos olvidar que estos virus se transmiten de humano a humano, por vía respiratoria, en forma de aerosoles, sobre todo en situaciones de masificación y hacinamiento, en espacios cerrados mal ventilados. Por ello, las mascarillas y la distancia de seguridad siguen protegiéndonos, aunque parezca que nos hemos olvidado.

Desde aquí apelamos nuevamente a la responsabilidad individual para evitar más contagios en las reuniones y desplazamientos que desde la festividad de Todos los Santos y Fieles Difuntos hasta la Navidad nos permitirán disfrutar de la cercanía y el afecto de nuestros familiares y amigos.   Sostiene Aloysius que la batalla continúa. Los enemigos no se han rendido. No esperamos que los hagan. Ni mucho menos.

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