Opinión

Tierra de gigantes

Siempre atento a las cuestiones que nos interesan, el perspicaz Aloysius me han enviado un par de mensajes con información sobre hombres de gran talla. La primera de ellas, el traspaso del pívot senegalés Tacko Fall desde los Boston Celtics a los Cleveland Cavaliers, 2.26 metros de estatura al servicio de su nueva franquicia en la NBA, donde por cierto compartirá objetivos con el base español Ricky Rubio. 

La segunda noticia anunciaba el fallecimiento de Igor Vovkovinskiy el pasado 20 de agosto, considerado el hombre más alto de los Estados Unidos con sus 2.35 metros de altura. Tenía 38 años y padecía una grave enfermedad cardíaca. De origen ucraniano, en 1989 se había mudado a Rochester (Minnesota) con su familia, tratando de encontrar un posible tratamiento para el gigantismo que padecía. Como tantos otros gigantes, Igor tenía un adenoma hipofisario productor de una cantidad excesiva de la hormona del crecimiento (GH). Aunque de talla descomunal, sus 2.35 metros quedaron lejos de los 2.51 que todavía mide el turco Sultán Koser, el hombre vivo más alto del mundo, y los 2.72 metros del estadounidense Robert Pershing Wadlow, fallecido en 1940. Al parecer, una ampolla infectada en uno de sus pies derivó en graves complicaciones sépticas que lo llevaron a la tumba a la temprana edad de 22 años. Los gigantes masculinos y femeninos no suelen ser longevos. Las complicaciones endocrinas, respiratorias, cardíacas y osteoarticulares son particularmente devastadoras en este colectivo.

Dentro de las canchas de la NBA desarrollaron sus exitosas carreras otros baloncestistas como Mark Eaton, el mayor taponador en la historia de la competición, sempiterno defensor de los colores de Utah Jazz. En mayo de este mismo año fallecía en extrañas circunstancias, tras un misterioso accidente de bicicleta en el que las autoridades policiales no detectaron pruebas de colisión con otros vehículos. Eaton tenía 64 años y medía 2.24 metros. Su desaparición guarda desconcertantes similitudes con el accidente sufrido por Shawn Bradley, otro gigante del basket de 2.29 metros de estatura y jugador de Philadelphia 76ers, New Jersey Nets y Dallas Mavericks. 

Los cinéfilos recordaran su enorme envergadura entre los actores de “Space Jam” (Joe Pitka, 1996), junto al estratosférico Michael Jordan. En enero de 2021, mientras montaba en bicicleta en las inmediaciones de su domicilio en St. George (Utah), un coche golpeó por detrás a Bradley causándole una grave lesión cervical medular que condenó a este amable hombretón a vivir permanentemente en una silla de ruedas. En España, son famosas las historias de Mikel Jokin Eleizegui Arteaga, el gigante de Altzo, 2.42 metros y 200 kilos, y de Agustín Luengo Capilla, 2.36 metros, que alcanzaron la fama como atracciones de circos y ferias. También murieron jóvenes, en tierra de gigantes.

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