Opinión

2021

Para los que opinen que este año que termina no ha dado tregua, que se vaya haciendo a la idea de que el próximo amenaza  también con ser igual de movidito. El regalo envenenado del presidente saliente de los Estados Unidos, reconociendo a Marruecos la soberanía sobre el Sáhara, no ha hecho más que atizar la pujante y permanente ambición del país alauita por ocupar territorios ajenos, que constituyen plazas de soberanía española desde siglos antes de que Marruecos ni existiera, ni fuera tan siquiera un sueño. Ceuta, Melilla, Canarias, las Alhucemas, La Gran Gomera, Perejil, Las Chafarinas, El Peñón de Vélez de la Gomera, y a poco que uno de descuide, Mohamed  VI patina reivindicando como suya Andalucía, sin descartar llegar algún día a reclamar la ciudad francesa de Poitiers.

Lo cierto es que según Naciones Unidas el Sáhara continúa siendo territorio a descolonizar dependiente de la Administración española, a quien le atribuye la autoridad, razón por la que Mauritania, que en un principio la ocupó parcialmente, se apresuró a retirarse. No así Rabat, que mantiene un pulso con el Frente Polisario -autoproclamado como gobierno de la antigua colonia española-, que aspira a la independencia y reconocimiento internacional de soberanía frente a las ansias expansionistas y la ocupación injustificada marroquí. Entiéndase que el reconocimiento estadounidense resulta del apoyo del país africano a la República de Israel, que se lleva la palma de resoluciones en contra por parte de la Asamblea General de Naciones Unidas, contabilizando sólo en lo que va de año hasta 17. Claro, al gobierno de Tel Aviv le parece  normal ocupar y someter militarmente a los territorios que le apetezca de los países circundante como Líbano, Cisjordania o los Altos del Golán, torturando a sus pobladores o abriendo fuego contra ellos, sin que nadie proteste, cuando en otros países, por bastante menos, ya habría actuado con contundencia una fuerza internacional. De ahí la sintonía de Marruecos con vistas al Sáhara.

Así las cosas, los acuerdos de pesca hispano-marroquíes están más en entredicho que nunca. Pero por si esto no bastara, el Brexit viene a clavarle la puntilla a la flota española, ya que una vez el Reino Unido salga de la Unión Europea, el acceso a los caladeros británicos por parte de los pesqueros españoles está más lejos que nunca. A esto se suma la cantidad de empresas españolas cuya sede social figuraba hasta la fecha en Gibraltar por beneficiarse de la libertad de circulación de personas y capitales que ofrecía su pertenencia a la UE, que ahora tendrán que buscar un nuevo destino comunitario donde afincarse

A la de por sí ya delicada situación se suman las exportaciones, que se van a resentir, y el estatus de los españoles emigrantes en Gran Bretaña, situación análoga a la de los residentes ingleses afincados en sureste peninsular, que también pierden su naturaleza de ciudadanos comunitarios.

Por si no fuera suficiente están las hipotecas y créditos contratados por ciudadanos españoles con entidades financieras inglesas y que a partir del 1 de enero de 2021 tendrán que rezar a diario en arameo neoclásico para que se mantenga una estabilidad en el cambio de divisas entre el euro y la libra esterlina, para no resentirse en la mensualidad de su vivienda.

Y por si no bastara tenemos que enfrentarnos a una nueva cepa de Covid made in England, además de penar por la expectativa del resultado que aportará la vacuna que este domingo 27 ha empezado a administrarse en España.

Decididamente va a ser un año más vertiginoso aún de lo que fue el 2020. No obstante, contando con el esfuerzo común de los españoles, al final puede que sea un año magnífico. Porque desde ya más que nunca, todo o casi todo depende prácticamente sólo de nosotros. Y sí, recuperaremos lo perdido. Venceremos, aunque haya rostros que ya nunca volveremos a ver, y abrazos que nos aneguen de nostalgia. Desde esta columna, un venturoso 2021 para todos.


Una vez el Reino Unido salga de la Unión Europea, el acceso a los caladeros británicos por parte de los pesqueros españoles está más lejos que nunca.

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