Opinión

APUNTE PUNTUAL

A los que se quejan, lamentan, protestan, manifiestan, reclaman, demandan, lloran, reprochan, montan cristo y amén, porque han sufrido algún pequeño recorte en sus condiciones laborales pero, sin embargo, se van de vacaciones cuando el resto apenca; a éstos, y sin ninguna acritud, porque tonto sería si tirase contra algún familiar íntimo, de tan íntimo que daría la vida por él, simplemente ¡enhorabuena! por poder ir o venir diez días de no laboro por Semana Santa arriba o semana festiva abajo. Enhorabuena pensada en jueves santo cuando me tocó escribir para el periódico, y repensaba el sábado de gloria con la vuelta a la mesa de las líneas para publicar. Por supuesto, ni hablar de lunes, martes o miércoles, por laborables para casi todos. Eso sí, uno es periodista, consustancial a estar siempre presto a lo que pasa y muy lejos de la comodidad de esas otras más ¿quejumbrosas?, y no digo cuales para que ustedes mismos las señalen.


Bueno, pues de lo malo lo bueno, y ser autónomo que busca decir algo te puede llevar de excursión a la fuerza de tal interés. Así fue como me trasladé hasta el municipio de Baltar, desde donde comprobé otra oportunidad perdida para Ourense y su despoblado rural. Porque no es que el Couto Mixto no pudiera atraer cierto interés de por sí si estuviera algo más repoblado y nos ofrecieran, entre otras cosas, su capacidad de asilo histórico, pues otro gallo cantaría para escape de demasiadas personas que no entroncan con esta sociedad tan hipócrita, sino que no hubo responsable que pudiera advertir las características propicias para el parapente y el ala delta que la sierra de Larouco ofrecía como potencial riqueza natural y endógena para su explotación turística con este objetivo. Decía alguno despectivamente, que dios lo tenga en su gloria, que quienes venían a este paraje eran mochileros, sin limousines; habría que haberlo llevado al político que cerró su vista a la evidencia hasta la Ibiza años sesenta-setenta, y traerlo a su evolución a día de hoy, incluso excedida varios pueblos en lo deseable. Porque detrás de un mochilero adepto a volar, no sólo psicotrópica sino físicamente, viene el enamorado o enamorada que lo espera tras la experiencia y subida de adrenalina, o la familia entera, o la pandilla de amigos, o, en fin, la extensión de cualquier persona o actividad que engancha como lo hace, al parecer, este vuelo desde la sierra. En fin, la peña sigue viniendo a volar pero se van a pernoctar en Montalegre (Portugal), porque allí los mochileros no fueron bichos raros.




Tres por tres igual a nueve


El nueve en numerología es el signo del genio artístico, por lo que empezaremos con tres personas, de este trío de grupos de tres, que están unidos por el arte y lo han estado además por la amistad, Xaime Quessada, Acisclo Manzano y Alexandro. El caso es que ya es casualidad, pues van a coincidir esta semana inaugurándose exposiciones de ellos en distintas salas de fuera de nuestra ciudad. Xaime junto a Jaime hijo que por leyes físicas no estarán sino en el recuerdo y a través de la figura de Chus, viuda y madre que no olvida y vida para recordarlos; será en la casa de la Parra en Santiago de Compostela el jueves. Mismo jueves que Acisclo expondrá en Lalín donde no hará visita a embajada alguna como en anterior etapa con Xaime sino hará visita de fiesta embutida de Deza. Y en Santiago también, pero el viernes, en el hotel Virxe da Cerca el tercero de los tres, Alexandro, llevará lienzos nuevos de la mano de Cristina Carballedo. Los tres que compartieron muchas vivencias, juntos comparten protagonismo artístico expositivo esta semana en Galicia.


Otro grupo de tres lo conforman tres señoras que cruzaron la frontera de la vida un mismo día. Así se fue el sábado Matilde Méndez, una entrañable y querida persona para mí a través de la amistad íntima con sus hijos en tiempos, siempre abriendo su casa a mi urgencia juvenil de una cama en la playa, o un bistec a medianoche para reponer fuerzas, o la conversación amena y consejo bienintencionado. También se fue otra señora cerca de ser centenaria (un año le faltaba) y que en tiempos de Maricastaña alquilaba lozas para ceremonias en la Plaza del Hierro (a lo mejor si no es por ella yo no soy, pues también alquiló el menaje para su boda a mis padres). Y la tercera mujer en cuestión que nos dejó se llamaba Fina, cercana a Ourense sin serlo, pero por cónyuge de un hombre que visitó con frecuencia nuestro suelo entre otras cosas por presidir la fundación Otero Pedrayo, señor Sixto Seco. Adiós, vayan con dios este grupo de tres mujeres en mismo día de gran despedida.


Y los últimos tres de este nueve, Israel, Simone y servidor, yendo a Baltar a hacer una cosa juntos y cada uno la suya, la mía arriba. Tres paisanajes distintos, mejicano, italiano y español, para un mismo objetivo aunque cada cual con el suyo de propia cámara fotográfica. Un 9.

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