Opinión

El camino

Nada mejor que ver The Road, película que cuenta la supervivencia de un padre e hijo entre los pocos seres humanos que quedan en la tierra tras un cataclismo y donde caminan y caminan desde el interior de Estados Unidos tras un futuro alejado en la costa del Pacífico, para mentalizarnos bien a hacer el camino desde Sevilla a Santiago. Desde luego traté de no faltar a la cita con la guía que presentó ayer Maribel Outeiriño, porque esa publicación me vendrá maravillosamente para el próximo día 1 de mayo, cuando emprenderemos la ruta mozárabe cuatro amigos en bicicleta; Alberto, Ruti y Miguelón son los compañeros que animarán las percepciones que depararán esta ruta y que estoy dispuesto a contarles puntualmente. La presentación fue en la sala Caixanova con la presencia del presidente gallego, Alberto Núñez. Los textos van acompañados de la fotografía de otros componentes de la Asociación de Amigos Vía de la Plata, cuales son Sánchez Ruido, Pepe Pavón y José María Lamelo, los mismos que vi hace poco salir del despacho del alcalde de Ourense mientras una apertura de plicas estaba esperando por aquél (veinte minutos).

De momento, el mismo sábado, tratando de poner los músculos en forma para tragar kilómetros a golpe de pedal, yendo hacia Xunqueira de Ambía nos cruzamos con cantidad de peregrinos a pie, que venían desde Sevilla o Granada. En el polígono de San Cibrao, encontramos a un grupo de asturianos y un alemán descansado de su jornada matutina. Habían salido de la misma Xunqueira a las siete menos cuarto, siempre madrugadores los andarines, y aunque no llevaban ni veinte kilómetros tenían hecho polvo los pies aquí su queja lastimera de la jornada que los traería hasta nuestra capital: “Es que es todo asfalto”, nos dijeron; y es que desde Xunqueira hasta el Polígono, es verdad, no hay camino de tierra, sólo carretera, sólo the road.

A ver si para el próximo Xacobeo, con 11 años por delante, se abren otras sendas; al igual que a ver si fuera posible ver cumplido entonces aquel sueño de Manuel Rodríguez de la Fuente, como presidente de la Asociación de Empresarios del Polígono, de humanizar sus calles industriales y marcar el Camino a su paso, de tal manera que fuera un valor añadido para las empresas y un guiño bonito de éstas para con el peregrino.

Pues bien, los amigos asturianos que habían salido de Sevilla el pasado día 18 de este mes y llegarán (D.M.) a Santiago hoy mismo, también nos aportaron una novedad que no sé si Maribel en su guía ya la recoge: en Hierbabuena, la finca de Ortega Cano en el norte de la sierra sevillana, el torero ha cerrado la puerta al camino.

¿Quién dijo que el campo no tiene puertas? Los andarines en consecuencia tienen que hacer dieciocho kilómetros alternativos por asfalto, parecido a lo de Xunqueira (por eso lo habrán recordado). A mí como que no me importará demasiado, ya que las ruedas se deslizan aún mejor por tal superficie, pero reconozco la puñeta del tan poco amante de esta ruta mozárabe para los demás.

Nunca fue tan oportuno para uno contar con la presentación de un libro, guía en este caso, pues doce días separan a la práctica de su teoría, pues el menda no piensa llevar otra en sus mochilas.

Ya les contaré si mi visión es la misma.


Qué malo es, qué buenísimo

Oído en el mismo partido. Sobre un jugador de fútbol televisado. Pero no crean que en tiempos distintos, no, que va, sino a los cinco minutos de criticar a la estrella, una jugada posterior del mismo futbolista hizo cambiar la expresión. De ¡qué malo es! a un ¡BUENÍSIMO!, el individuo opinante cambió su juicio en menos de cinco minutos, y sin darse cuenta. Si eso lo extrapolamos a otros órdenes de la vida, pues ya sabemos: donde hoy eres dios mañana simple cucaracha, o simple Metamorfosis de Kafka, y al revés.

Conclusión: atender a la opinión de los demás no debe constituir nuestra base del ser y hacer.

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