Opinión

GAMONAL

Aeste barrio de Burgos llamado Gamonal no lo conocía hace dos días nadie que no fuera de esa misma capital. Sencillamente porque cada capital tiene sus Gamonales, Legazpis o 'Veintiunos', que a nadie interesa fuera de ellos, o de su propio Ayuntamiento, ¡bastante tiene cada uno con lo suyo! ¿Qué pasó, pues, para que se convirtiera su conflicto en espoleta contestataria nacional? Pues bien, no se entendería si no existiera un clima de rabia e insatisfacción general que puede hacer estallar más contundentemente una gran tormenta en caso de que no corrijan ciertos modos, maneras e isobaras quienes nos mandan, oprimen y tocan las narices continuamente al vulgo. ¿Que quiénes? La clase gobernante (compréndase en ella también la oposición y otros fácticos poderes), que vive plácidamente (aunque cada vez menos, es verdad, porque empiezan a acojonarse un poco con la falta de respeto que sembraron y comienzan a recoger a su alrededor), regodeándose en su suerte cuando no en su ego más estúpido que los llega a confundir tanto que se cree nacida de la pata del Cid cuando realmente ni siquiera de Babieca si nos atenemos al mayor parecido de su mente irracional con el équido de menor apreciada naturaleza, a no ser para la carga. Esta clase gobernante, que cada día inventa una obligación, otro peso, un impuesto añadido, más recaudación a costa de los tú como yo, a fin de sostener un fracasado modelo de estatus socioeconómico, de momento sigue sorteando la necesidad de que se conviertan en ejemplos verdaderos para los demás y que solo alcanzarían arbitrando la primera medida conque recuperar la confianza perdida, cual sería reducirse a la mitad -por lo menos- los ingresos y privilegios como representantes del pueblo. Pero de eso nada sino más bla bla bla argumental de lo macro para sosegar a los que están pasándolas canutas en lo micro, en su cada vez más micro estómago o micro espíritu y autoestima; táctica para que éste siga mirando al cielo y hacia ellos esperando ese maná macro que le anuncian llegará algún día a su mesa.


El boulevard Gamonal no es una causa universal de derechos humanos que afecte al hambre, pobreza o guerra, del mundo sino mera causa local, como podría ser en Ourense el indignante desgobierno municipal que se arrastra desde hace tiempo o las adjudicaciones en este mismo Concello de puestos a dedo paternales, nada menos, que resultan una afrenta continua para con tantos hijos de Ourense que tienen que irse fuera porque no queda grano dentro. Ninguna de ellas es una causa universal pero cada una sumada a la otra en cada lugar logra que se convierta en algo más de alcance. Y es lógico ante el general estado anímico de uñas. Así, puede que cualquier detalle a partir de ahora y en cualquier lugar sea motivo para un estallido de pólvora, esparcida fundamentalmente por la clase política (en general) que se miró más su ombligo que el rostro colectivo. Les bastaría con mirar la cara roja de asfixia de demasiados ciudadanos con más y más obligaciones pecuniarias cada día (ya hablaremos en otro momento de cómo pringan los autónomos y de lo que habría que hacer desde ese lado para que los respeten más y no de boquilla), para advertir que esa falta de respiración está llegando a límites vitales donde la única reacción posible y natural provoca un agitado revolverse. Y en revolverse con cierta violencia, lamentablemente y lo peor que nos puede suceder. Por ello y para no pasar a mayores hace falta ya, es muy urgente, cambiar a fondo modos, maneras e isobaras. A ver si lo entienden ¡coño!

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