Opinión

Pequeñas grandes estafas

Ya está bien. Llega un momento que, además de indignación, provocan hastío y aburren hasta decir ¡basta!, o hasta aceptar la derrota para ganar distancia con ellas, saber perder para ganar. Tal vez esté ahí el secreto de su estrategia, que te la meten doblada de tal manera que para sacarla cuesta tanto esfuerzo que el consumidor final hace cuentas del tiempo en resolver el problema y conviene que es mejor callar, pagar y rogar que arreglen el muerto para su entierro y mejor futuro de su relación comercial.

En parte, la cosa funciona como cierta práctica religiosa cuando no se comprende alguna exigencia de Dios y sale a cuenta mejor confesar el dudoso pecado y comulgar que entrar en discusión teológica con el sacerdote, que a veces incluso se parece a ese interlocutor operador de cualquier Centro de Llamadas que por obtuso a veces llega al extremo de ser más máquina que la propia programada para contestar cuestiones al otro lado del teléfono. Una preparación ideal para un ataque de nervios con el que soltar el teléfono reclamante y varios carallos seguidos que al mismo tiempo debilitan tu razón. Perversas, son perversas.


¿Pero quienes? Son las empresas de un tamaño tan grande que llegar al responsable final es tarea imposible, cual ver a Dios cara a cara si no eres santo, porque ponen puertas y más puertas con llaves secretas que impiden que se cuele nadie, ni incluso la casualidad. Quizás por ello actúan como señores feudales de castillo moderno donde no se alcanza la almena ni con escalera, pues sus soldados guardianes en los torreones que antes expulsaban a quienes intentaban entrar en su territorio mediante flechas o aceite hirviendo aquí son voces grabadas en máquinas que te echan de la consulta/reclamación por la desesperación en la espera entre minutos y minutos de preguntas robóticas como jarros de agua. Desde luego no tiras tu teléfono contra la pared o suelo porque es tuyo pues si fuera del quien tienes al otro lado del hilo invisible telefónico le darías con él en un pie para trasladarle ese ¡ay! continuo que te está tocando los tuyos, tus pies. 


El caso es que  son varias las reclamaciones a grandes empresas que últimamente pusieron a prueba mi paciencia. Reclamaciones que responden a presuntas estafas pequeñas a mi persona, pero si pensamos que se multiplican por muchos Monchos de dios pensamos en enormes estafas. Veamos una. De un recibo equis, un mal día recibo cargo por el doble aproximado.

Ciento setenta y cuatro euros que golpearon mi cuenta con un recibo de agua, precisamente después del mes estival en que hubo consumo cero, simplemente por vacación; resultó un martillazo a mi confianza en esta empresa de agua que aún guardaba a pesar de los conflictos judiciales que cuenta la prensa respecto a las empresas subsidiarias. La explicación está en el precio del recibo, porque los primeros 20 metro cúbicos facturan a 0,452, los siguientes 20 a 0,685 y a partir de ahí a 0,860; y, ¡oh, casualidad!, el último tramo de lectura es el de mayor número de metros cúbicos consumidos: 42, los más a pagar por tarifa superior. Pero ¿cómo es posible 42 ‘caros’ metros cúbicos sin haber estado?; pues que dicen que pasó el controlador de consumo de anterior lectura y no la pudo hacer porque no  había nadie, en una casa de siete pisos y bajo abierto todo el día. Su palabra contra la mía. Disculpa de mal pagador, o ¿presunta estafa calculada en base a una estimación por debajo que se acumula al consumo siguiente para facturar con coeficiente superior? ¡Qué simpáticos!  


Veamos otra telegráficamente porque la línea se acaba. No la de la Operadora telefónica. Aquí la tarifa subió durante dos meses en 4,92€ por acceso a contenidos –juegos- que nunca se activaron, pero vuelta otra vez a tu palabra contra la suya. Cuando juras que no es posible que hayas activado un juego que desconoces siquiera su existencia, te dicen que alguien lo hizo por ti, y si dices que vives solo con una señora que tampoco juega, te proponen únicamente la solución de poner ellos mismos un candado en la línea para que no vuelva a suceder que un espectro abra tu  cajero que los engorde a ellos más. Si no es presunta será unta que te unta, a estafadoras empresas.

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