Opinión

Percepciones

Non ó peche de Físicas


Así reza el frontispicio de la Facultad universitaria y ourensana de Físicas en estos días de angustiosa espera por la decisión última; nos la quitan o la dejan, he ahí el deshojar de margarita, el dilema consecuencia de un proceso en Bolonia. Y como ciudadano de esta capital hay que tomar partido (de momento no ha descubierto la física la forma de volvernos invisibles), así que no queda otro remedio, a no ser que seamos Poncios modernos, que liberar al preso u optar por su destierro. Mi pulgarcito se levanta para lo primero, para que se quede esta Ciencia junto al átomo en vacío que persigue el laboratorio de Óptica, o al lado de la investigación sobre más capa de silicio para atrapar añadida luz que genere mayor energía al panel solar y más desarrollo de I+D+i; para que se quede todo esto en Ourense. Qué el IDi que nos venden de continuo como el futuro, en nuestro caso no lo vayan a relacionar en el futuro con simples iniciales de una palabra, idiotas, por haber dejado escapar lo imperecedero a cambio de lo incierto (no nos olvidemos que Ciencias del Mar tuvo hace años una impronta que hoy languidece, cual moda no cosida con costura firme; e, incluso, mirando tierra adentro, la matrícula misma de Alimentos, a día de hoy, no está por encima de diez alumnos nuevos).


Tratar de defender Físicas es casi igual a querer explicar la importancia de la medicina o el derecho en nuestras vidas, pues siendo madre de las ciencias, de su vientre nace cualquier otra específica, sea Tecnología de los Alimentos o venidera Medioambiental. El actual acelerador de partículas que corre tras el Big Bang nos da la medida de lo que la Física se trae entre manos, y aunque vivamos de espaldas a ella por profanos, seguro que con sus lentes y espejos nos devolverán su importante y trascendente reflejo, en forma de proteínas aplicadas a absorber células tumorales, o aparato para cortar milimétricamente cualquier materia. Pero huelga todo argumento a favor con tal de pronunciar un nombre, Galileo, suficiente martillo pilón para hacer comprender cualquier giro copernicano de campus ourensano; más nombres propios, Demócrito o Aristóteles con sus primeros trabajos, Newton o Einstein, y muchos más, verdaderos abrecartas de misterios de la Naturaleza e inventores de fórmulas que favorecen la vida -el láser en medicina, por poner un ejemplo obvio-, nos estarán dando hoy con un fotón en el ojo.


Casando Galileo a esta problemática coyuntural, escribo las palabras siguientes que un tal Sagredo le espetó a Galilei: ‘El poder y la generosidad de vuestro príncipe permiten esperar que él sepa reconocer vuestra dedicación y vuestro mérito; pero en los mares agitados actuales, ¿quién puede evitar de ser, yo no diría hundido, pero sí al menos duramente agitado por los vientos furiosos de los celos?’; espero que cual Duque de Toscana, el conselleiro Jesús Vázquez reconozca el mérito de toda la investigación que dimana de la Facultad de Física y que han defendido últimamente desde premios nobeles a propia industria (T Solar incluso amenazó con la posibilidad de levantar el campamento si se levanta esta rama de Ciencias de Ourense). Pero en los mares agitados de los puestos venideros al socaire de Facultad nueva, donde puedan pupilos o propios, Arias o Jatos, Mejutos y Araujos primos hermanos políticos de medioambiental Pachi Vázquez, colocarse, ¿qué Michinel, Cerdeiriña, Romaní, o Jacobos Etcéteras, puede no verse agitado por los celos que ocasionan sus investigaciones y descubrimientos? En fin, saldremos pronto de este conflicto de la Facultad de Ciencias, cuyas ramas de Alimentos y Agrícola juntas sumaban el mismo número de años que la tercera actual y ahora parece vayan a subir a Grados junto a nueva de Ambientales, a costa de esa tercera rama de Físicas. Y eso no es justo. Pero, al menos que no corra la sangre, pues, al parecer, ya hay cristales rotos, no de noche, afortunadamente, sino de coche, pero cristales rotos por física violencia. Y eso, además de injusto, es perseguible de oficio, por delito.


Misionera Celia


Ya sobrevoló los cielos atlánticos cuando salga este recuerdo. Y no podrá leerlo, porque allí no hay Internet; pero ¿qué digo internet, si, a veces, ni siquiera tienen luz? De ahí que les llevara de regalo a sus monjas compañeras linternas, de esas que se cargan con pila humana apretando y desapretando un gatillo, para alumbrar su camino a misa de primera hora. Cargadita de ropa para sus niños de la selva, Celia de Jesús, en domingo de misiones, partió de nuevo a la suya de Perú, donde lleva ejerciendo más de 40 años, hasta dentro de tres años que vuelva de visita. Hasta entonces, que le vaya muy bien, porque, verdaderamente, lo merece. ¡Viva la Madre... Josefina!

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