Opinión

El atraso del adelanto

A fortunadamente, el culebrón del verano tocó a su fin y el tan cacareado adelanto electoral en Galicia ha quedado atrasado. En definitiva, quedamos como estábamos y, por cierto, como no podía ser de otra manera puesto que no existía ninguna circunstancia objetiva (y, por tanto, creíble) que justificase esta decisión. Todo lo contrario, nos encontramos en un momento crucial que requiere la máxima estabilidad a nivel político e institucional que se vería drásticamente alterada por unas elecciones como las que se preveían.


El presidente Touriño es conocedor de esta situación y ha impuesto su buen criterio frente a otros (nunca sabremos quienes) que aconsejaban lo contrario. Su única equivocación ha sido el permitir que esto se extendiera como lo hizo, si bien hay que pensar que agosto es muy propicio para este tipo de noticias. Nuevamente el presidente de la Xunta se pone al frente de la misma, demostrando que está muy por encima en cuanto a criterio político y personal que muchos de sus colaboradores.


Toca ahora abordar, entre otras muchas cosas, un asunto clave como es la financiación autonómica en un escenario totalmente distinto al aparecer dos elementos nuevos: la crisis económica y, fundamentalmente, el Estatut catalán que para bien o para mal ha roto las reglas de juego establecidas hasta ahora en el seno de las relaciones autonomías-gobierno central. Si ya de por sí es compleja la negociación, no digamos si se le añaden estas cuestiones. Así pues, se vislumbra un toro difícil de lidiar que requerirá el empeño total de la Xunta y de todos sus dirigentes.


Momento pues de trabajar con bríos y dejar para cuando toquen las elecciones en las cuales, de paso, se podrá valorar y calificar el acierto o no en esta tarea. Veremos que pasa...



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