Opinión

El canon: cuento de Navidad

Charles Dickens escribió a mediados del siglo XIX su famoso Cuento de Navidad que, por méritos propios, se ha convertido en un clásico de la literatura universal. El protagonista, el señor Scrooge, paradigma de la avaricia y la usura, es a quien nuestros responsables parecen haber querido imitar reeditando su particular Cuento de Navidad del siglo XXI. En este caso, la historia viene vestida de canon digital y, sencillamente, son de estas cosas que sólo pasan en Navidad. Como si el espíritu de mister Scrooge siguiera con nosotros, se nos ha convertido a todos en culpables de piratería. Así, por este curioso planteamiento, tenemos que pagar un canon que ni siquiera va a parar a las arcas públicas sino a una asociación privada que dice representar los intereses de los artistas.


Los argumentos a favor y en contra han sido muchos y muy variados estos días. No obstante, de los que lo intentan justificar, ninguno argumenta el porqué de esta presunción de culpabilidad a todos al comprar un CD, un disco duro o un teléfono móvil. ¿Se supone que lo compro para piratear? Pero es que si es así, resulta muy barato cometer este delito, de tal modo que lo único que se consigue es fomentarlo.


Así pues, si adquiero cualquiera de estos soportes me dedicaré a la piratería porque estoy ya pagando por ello. ¡Que fácil es legislar de este modo!, convirtiendo a la ciudadanía en sospechosa y sin actuar sobre los verdaderos ámbitos donde se comete el delito. Sólo espero que, como en el Cuento, esto sea un sueño y cuando despierte me encuentre con que este tipo de injusticias sociales sea sólo una fantasía en la mente de unos cuantos responsables políticos a los que les vendría muy bien leer el Cuento de Navidad.



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