Opinión

El deporte medicina

Una experiencia personal, donde mi visita al médico terminó con la prescripción como única medicina de hacer algo de deporte diario, me lleva inevitablemente a dos conclusiones. La primera de ellas es que mucho han cambiado las cosas, porque donde antes se salía cargado con un fajo de recetas, ahora casi se podría decir que lo único que te obligan a adquirir es un chándal. Y esto no lo digo como crítica, sino todo lo contrario, puesto que me parece muy interesante: se evita el abuso de medicinas a las que somos tan dados y, al tiempo, se potencian cuestiones preventivas en el ámbito de la salud.


La segunda reflexión tiene un calado más profundo que parte de la idea del cambio de papel que el deporte juega en la sociedad actual. Ya no es algo sólo de jóvenes o de unos cuantos aficionados que continúan con su pasión, hoy por hoy es una necesidad (y, por tanto, un derecho) de toda la población. Dicho esto, los poderes políticos deberían tener claro este aspecto y realizar ofertas adecuadas tanto de programas como de espacios deportivos a su ciudadanía. No vale con tener en el ayutamiento un pabellón o una piscina, ese planteamiento está ya desfasado y las necesidades actuales son otras, mucho más exigentes y complejas.


Para ser conscientes de la importancia de la actividad deportiva, no estaría de más que las autoridades sanitarias analizaran exactamente cuánto se ahorra en los tratamientos de salud gracias a la práctica de actividad física. No me atrevo a decir una cifra, pero con seguridad la cantidad es relevante. Sería, pues, conveniente que la totalidad o una parte de este ahorro revirtiera en inversión pública para la oferta deportiva de la población.

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