Opinión

Deterioro de la autovía

Publicaba el domingo La Región un certero artículo sobre el estado de deterioro en que se encuentra la principal vía de comunicación de la provincia, la Autovía das Rías Baixas, A-52. En él se daba cuenta de lo que los usuarios de esa carretera comprobamos cualquiera que sea la dirección que tomemos: se cae a cachitos y nadie hace nada por remediarlo.


Desde su inauguración no se ha procedido a un reasfaltado completo y, ciertamente, se nota. Con ello se está poniendo en peligro la seguridad del cada vez mayor número de vehículos que la usan y, como en este tipo de infraestructuras, el deterioro crece exponencialmente.


Sin embargo, si lamentable es el estado de conservación de la Autovía, peor es la situación de otras muchas carreteras ourensanas de la red primaria y secundaria. El Valedor do Pobo en su último informe alertaba sobre la seguridad vial en Galicia y ésta es una de sus principales conclusiones. La falta de conservación o las deficientes señalizaciones suponen un problema para los conductores (y peatones) tanto gallegos como ourensanos.


No existe conciencia ciudadana, ni por supuesto política No existe conciencia ciudadana ni, por supuesto, política de la importancia de conservar las vías de manera adecuada. Esto viene motivado, primeramente por la amalgama de competencias que hace que se diluya quién es el último responsable de este importante servicio. Además, una vez clarificada la cuestión competencial (Diputación, Xunta o Estado) es fácil observar como los presupuestos dedicados a conservación de infraestructuras se mantienen constantes, cuando no disminuyen. A todas luces esto es insuficiente porque cada vez son más las carreteras y cada vez son más las necesidades que cubrir.


Es hora, pues, de tomar el asunto del mantenimiento de las carreteras con la seriedad que se merece. Un asfaltado a la Autovía sería un buen punto de partida.


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