Para la amistad se necesitan dos personas. Para el amor no. Basta con un amor no correspondido. En el amor es mejor hacerse desear un tiempo, durará más; en cambio, si te entregas demasiado pronto, vete despidiéndote y no te hagas demasiadas ilusiones, porque "si te he visto no me acuerdo", aunque parezca un tópico.
Amistad. La única cosa que hace un amigo -o que dice llamarse amigo- es acompañarte a la farmacia si te sale sangre de la nariz, bueno, y prestarle veinte euros cuando necesitas cien.
De una cosa puedes estar seguro: Si delante de la persona que te interesa sólo se te ocurre decir idioteces, eso es amor.
Acerca del amor, decía Oscar Wilde: "Me gustas, eres mía, fuiste mía, te planto".
Y según Pitigrilli: "El amor es un beso, dos besos, tres besos, dos besos, un beso, ningún beso".
Amistad es desear la felicidad de una persona, y el amor el sufrimiento de esa persona.
El enamorado único es como un paraguas, una cosa que ya se sabe que acabará perdiéndose y teniendo que comprar otro. A lo largo de una vida desfilan diez o doce paraguas. No existe el amor paraguas o, mejor dicho, la persona paraguas.
"Cuidado -dicen las madres a sus hijas- no te vayas a olvidar el paraguas". Y las más suspicaces: "No te lo vayan a robar".
Esta es la buena escuela para tratar a los enamorados, y si un día se pierde, pues ya se sabe: Siempre hay que tener un paraguas de repuesto.
