Opinión

EL ENTUSIASMO DE VOLVER

Bueno, se acabaron las vacaciones. Han sido como un sueño. Este año fui con mi pareja al extranjero. ¡Qué paisajes! ¡Qué clima! ¡Qué comida! ¡Las playas! ¡Los museos! Cada vez que lo recuerdo se me va un suspiro: ¡Dios mío, qué gusto estar de nuevo en casa!


Para celebrar la vuelta al hogar, nos fuimos a comer en un restaurante.


Al ver el menú leí la frase 'Verduras a elegir'. Llamé al camarero y el pregunté qué variedades ofrecen.


-Espárragos -me contestó-.


-Pero... ¿en qué consiste la elección?


-Entre si los quiere o no.


Mientras comíamos, me dijo mi pareja con cierto tono de lamento:


-Antes de iniciar nuestra relación me dijiste que eras un hombre acomodado.


-Y es cierto -le contesté- de veras que lo era...


Después de comer dimos un paseo para hacer tiempo e ir al cine.


Las luces se habían apagado, ya iba a empezar la película cuando un joven venía por el pasillo con dos paquetes de palomitas de maíz.


Le vimos andar desorientado por la sala, tratando de distinguir las caras del público en la casi total oscuridad. Después de unos segundos se detuvo y preguntó en voz alta:


-¿Me reconoce alguien?


Al salir del cine le recordé a mi pareja que al día siguiente tenía que ir a declarar como testigo ante un tribunal. Le pregunté si estaba nerviosa.


-Claro que sí, contestó. Todavía no sé qué vestido ponerme.

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