Señor, no funciona.
- Vaya usted por la otra puerta, no ve que esta está cerrada.
- ¡Que está cerrado!
- Llega usted tarde, ya no es la hora.
- Lo siento: No se admiten más.
- Su instancia no ha sido admitida.
- Su petición ha sido denegada.
- Ha terminado el plazo.
- Vaya usted a la taquilla de enfrente.
- Ya no quedan entradas.
- Tiene usted que pagar el doble.
Seguidamente le ponemos el diálogo oído en casi plana calle entre un señor tímido y un portero desenfadado. Empieza el señor tímido:
- Muy buenas tardes.
- ¡Ni buena ni malas!
- ¿Puede decirme si vive aquí….?
- ¡Aquí no vive nadie!
- Es que me han dicho…
- ¡Pues le han engañado! ¡Y que sea la última vez!
Lo que no se sabe es si el señor tímido consiguió saber si vivía allí la persona que buscaba, ni si el portero consiguió que fuese la última vez.