Opinión

El remedio 
en la memoria

Hoy no sé por donde ni cómo empezar este artículo, motivo por el que voy a relatarles una historieta que hará más de treinta años alguien me contó.

Cuando los trenes no disponían de clase preferente o turista, como los de hoy día, y había que elegir, según el presupuesto, a viajar en primera clase, en segunda o en tercera, en un departamento de primera, viajaban cuatro personas, una señora de la tercera edad, un señor de aspecto distinguido, una jovencita de muy bien ver y un muchacho de unos veinte años, aproximadamente.

El convoy entró en un largo túnel y, segundos después, se oyó en la oscuridad un beso seguido de una tremenda bofetada y, a continuación, silencio.

Al salir el tren a la luz del día, la señora de la tercera edad pensó para sí:

"Estoy orgullosa de esa chica. Uno de estos dos hombres ha querido propasarse y ella le ha dado su merecido. ¡Qué bien le estuvo!"

La joven pensó: "Esto tiene gracia. Uno de estos hombres ha querido besarme, pero ha besado por equivocación a la anciana y ha recibido una bofetada".

El señor de aspecto distinguido, dijo para sí: "Está claro que hoy no es mi día. El chico ha besado a esa chica tan guapa, y ella me ha dado una bofetada por error. ¡Pues si que estamos buenos!"

Y el chico joven pensó: "Soy muy listo, aunque esté feo decirlo. Me he dado un beso en una mano, le he dado un tortazo a un señor que no me ha hecho nada, y aquí no ha pasado nada".



* * *

También me ha venido a la memoria la señora que telefoneó a una agencia de viajes y preguntó:

-¿Podría decirme cuánto tiempo tarda el exprés desde Ourense a Madrid?

-Un momento, señora -le contestó el amable empleado-.

Satisfecha con la respuesta, la señora colgó el teléfono.

Te puede interesar