Opinión

Señoras y médicos

Se ha dicho siempre que el perro es el mejor amigo del hombre. Las mismas razones hay para decir que el mejor amigo de la mujer es el médico.

Al hombre no le gusta que le pregunten nada. Si se queda unos momentos pensativo y silencioso, su mujer le acribillará a preguntas de este corte:

-¿Qué te pasa?

-¿En qué piensas?

-Ya sé lo que te pasa, que ya no me quieres. Por eso prefieres la compañía del perro.

El perro le mirará con ojos pensativos, apoyará el hocico en la rodilla del amo, pero no dirá nada.

A las mujeres les pasa todo lo contrario. Les encanta que les pregunten qué es lo que les pasa:

-¡Me ves como me ves y no se te ocurre preguntarme qué tengo! ¡Pues sabrás que me sigen las punzadas en el lado derecho! -se queja la mujer.

-Eso será una mala postura en la cama, o un arre -dice el marido por decirle algo.

Y es entonces cuando la mujer se precipita a la consulta del médico, y no precisamente al de cabecera. Y vuelve a casa triunfante con un diagnóstico pesimista.

-¡Me han dicho que tengo que hacerme dos radiografías, un TAC y una analítica!

Y la mujer coge el teléfono para convidar a dos o tres amigas a merendar y contarles lo que le ha dicho el médico.

-¡Lo primero que me dijo el médico fue decirme que lo mío era serio! ¡Tiene un ojo clínico este médico!

-¡Chica -añade una de las amigas- pues voy a pedirle hora un día de estos para que vea a mi marido, que sigue quejándose del dolor hace meses!

-¡Hija, no será nada! ¡Aprensiones! ¡Es que los hombres son más quejicas...

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