Opinión

Se vende

Vamos a comprar un piso de reciente construcción. Llegamos a la puerta de la vivienda. La puerta es fastuosa, como la entrada, el portal y el ascensor. Domina un estilo "sala de fiestas": Espejos, cristales, mármoles... Pero al entrar al piso, la cosa cambia. Y la cocina deprime. La mayor parte de los arquitectos colocan la cocina a dos pasos de la puerta principal. Así el visitante percibirá el perfume del pescado frito. Pero, claro, el arquitecto es un señor que está en sus cosas y no se va a poner a pensar en esos detalles domésticos. Sería preferible que los arquitectos encargasen los planos de las casas a sus mujeres.
Mi amigo Agapito (que no hace pitos a pesar del nombre), se ha comprado uno. Lo ha amueblado y un día me llevó a verlo, y esto me dijo:
-Es un piso de reducidas dimensiones.
-¿Y cabéis aquí? -pregunté al comprobar las "reducidas" dimensiones-.
-¡Divinamente! Total, somos tres, Chonina, La niña y yo. Y una niña bien plegadita cabe en cualquier parte.
-Lo que no veo son armarios.
-Aquí tienes uno, esta es la puerta de la habitación. Y aquí tienes otro, la puerta de entrada al piso.
-¿Y las luces?
-¡Ahora no se ponen! Fíjate, le das a este botón y se enciende el piso. ¡Hay que ahorrar! La luz está por las nubes.
-Pero, apenas se ve.
-Eso es porque es de día. Pero de noche se ve de sobra. Y si no, vamos a tientas.
En fin, que si uno no tiene piso, es porque no quiere. Yo, por el momento, no quiero.

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