Opinión

Qué verde era mi valle

Cómo han cambiado las expresiones! Cuando éramos jóvenes -algunos nunca dejamos de serlo, ¡ja!-, llamábamos a las cosas por su nombre. Íbamos al cine, veíamos escenas con sexo y exclamábamos al salir: "¡Qué película más verde!" Hoy vemos escenas de sexo y oímos decir: "Es una película un poco porno", y nos quedamos tan tranquilos, y las series de la tele, como no tengan "porno" no tienen tanto éxito.

Lo mismo pasa con la comida: "Come para vivir" es el lema de la naturaleza. Y el hombre empezó a comer. Al principio hierbas y frutas, y después unos finos y variados manjares y, al mismo tiempo que cuidó la comida, mejoró la mesa y el servicio, del suelo pasó a comer en confortables butacones; y a la tierra sustituyó el mantel de encaje; y a los huesos que usaba como cubiertos, cuchillos, cucharas y tenedores de plata.

Pues bien, toda esa conducta del hombre es una lamentable equivocación, ya que así se ha conseguido que se padezca de gastritis, colitis, hepatitis y cosas terminadas en itis como indigestión.

Sabido es que los médicos trabajan para conservarnos la salud y los cocineros para destruirla, pero estos últimos están más seguros de lograr su intento. Teníamos que haber seguido comiendo solamente frutas y los domingos hierba, que es muy digestiva, sobre todo la verde.

"Verde que te quiero verde", que dice Alberti.

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