Opinión

30 años después...

Treinta años después de que el rey Juan Carlos pronunciara un importante e histórico discurso en la Asamblea General de Naciones Unidas para exponer al mundo cómo era la nueva España surgida de la Transición, su hijo el rey Felipe se ha dirigido al mismo foro en Nueva York para explicar cómo es lo que él llama “la España renovada”.

D. Felipe demostró que se siente cómodo en el escenario internacional, sabe qué terreno pisa, qué esperan de España los dirigentes de otros países, qué les inquieta, y qué teclas es necesario tocar para conseguir adhesiones y también para alcanzar nuestros objetivos.

En esta ocasión, por ejemplo, al contrario de lo que hizo el rey Juan Carlos en su momento, no mencionó el rey Felipe las reivindicaciones sobre Gibraltar, porque pretendemos conseguir uno de los puestos no permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y no podemos permitirnos el lujo de tener a la contra al Reino Unido y a los países de la antigua Commonwealth. Lo que no significa que el rey renuncie a seguir exigiendo en cuanto foro pueda tener la palabra que se tomen decisiones expeditivas sobre el Peñón. Pero habría sido una torpeza hacerlo en la Asamblea General en este momento.

El rey pronunció un discurso importante, aunque los avatares internos lo han hecho pasar a segundo plano. Pero que haya expuesto en Naciones Unidas cómo es esa España “renovada” que promueven la Corona y el gobierno, y que hiciera una apuesta tan clara, tan nítida, por la igualdad, la libertad, la defensa de los Derechos Humanos, el respeto a la diversidad de los pueblos y territorios españoles con sus diferentes lenguas y culturas, que defendiera la educación y la sanidad universales y que se refiriera a la necesidad de luchar contra la miseria y respetar la dignidad de todas las personas, es un mensaje que no puede pasar inadvertido, ni dentro ni fuera de España.

Además de su intervención ante la Asamblea General, tuvo oportunidad del rey Felipe de hablar con el presidente Obama y con Jefes de Estado y Gobierno de países que en estos momentos manejan importante información sobre los acontecimientos del mundo que más preocupan, como es el avance del terrorismo islamista.

Tanto Obama como el rey Abdullah de Jordania, el turco Erdogan o los emires del Golfo con los que D. Felipe compartió cena, o el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, el influyente Lavrov, ofrecieron al rey español sus impresiones sobre lo que sucede en Siria, Irak, norte de Africa y Ucrania, lugares todos ellos sobre los que están puestos los ojos de quienes deben tomar importantes decisiones que afectan a la seguridad mundial.

D. Felipe apenas lleva 3 meses en la Jefatura del Estado, pero representa a una España que debe exponer su posición clara ante un escenario convulsionado por problemas económicos, desigualdades, enfermedad, miseria… y el yihadismo.

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