Opinión

Alberto Oliart, el primer sorprendido

Le llamó José Enrique Serrano el pasado martes. Serrano, que fue secretario general de la Presidencia con Felipe González, después con José Luis Rodríguez Zapatero durante la anterior legislatura, y ahora director general del Gabinete de la Presidencia, es de las pocas personas que vivieron la Transición que goza de la confianza del presidente de Gobierno. Pues fue José Enrique Serrano quien llamó a Alberto Oliart el pasado martes, para peguntarle si Zapatero podía incluirle en una lista de candidatos para ocupar un cargo de responsabilidad. Alberto Oliart, que ha tocado muchos palos -abogado, ex ministro de Sanidad, de Defensa, de Industria, abogado de las Koplowitz, empresario, consejero de banco, ganadero- respondió que sí siempre que se tratara de un cargo para el que se sintiera capacitado. Serrano no le indicó de qué se trataba y Oliart, que sigue con pasión la actualidad política y sabe lo que se cuece y lo que queda por cocer, pensó que era algo relacionado con el ministerio de Defensa o la Seguridad Europea, puesto que a partir del 1 de enero España ocupará la presidencia de turno.


Cuando horas más tarde supo que Zapatero y Rajoy habían llegado al acuerdo para proponerle como presidente de Radiotelevisión Española, su sorpresa fue total, mayúscula. No lo había imaginado y además lo reconoció abiertamente: no sabe de radiotelevisión ni de tecnologías. Sin embargo sí sabe de crear equipos profesionales, como ha demostrado sobradamente en sus diversas ocupaciones. Y además es un hombre de una vasta cultura, con amigos en la política, en el mundo de la literatura, la ciencia y también del periodismo.


A caballo entre Extremadura, su tierra; Madrid, donde se encuentra familiar, y Galicia, que es donde encuentra refugio desde hace muchos años y se dedica a una de sus pasiones, la navegación, Alberto Oliart conoce muy bien España y la sociedad española. Mantiene muy buenas relaciones con los políticos que han protagonizado la historia reciente y es una persona que goza de la confianza del Rey, a quien ha aconsejado sabiamente cuando se le ha pedido consejo, sobre todo en los asuntos relacionados -hace años- con la educación del Príncipe.


El director general de RTVE debe ser elegido por el Consejo de Administración, que a su vez es elegido por el Congreso y por el Senado previo consenso de los partidos y sindicatos. La configuración actual es de 4 miembros del PSOE, 4 del PP, 1 de CiU, 1 de ERC, 1 de UGT y 1 de CC.OO. Al dimitir Luis Fernández, uno de los cuatro consejeros designados por el PSOE, los socialistas quedan en minoría. Al anunciar esa dimisión los miembros del PP llegaron a un acuerdo para proponer como presidente al vocal de CiU, el periodista y abogado José Manuel Silva, que además contaría con el apoyo de ERC. De esa manera neutralizaban la operación socialista para colocar a Miguel Angel Sacaluga, un periodista vinculado desde siempre a RTVE, miembro destacado del socialismo madrileño y que según diversas fuentes no tiene excesivo predicamento ante Rodríguez Zapatero, que ni se molestó en defender su candidatura. Así que el presidente decidió buscar personalmente personas que considerara pertinentes y que pudieran ser aceptadas por Mariano Rajoy. El martes llamó por teléfono al presidente del PP para proponerle el nombre de Oliart. La respuesta de Rajoy fue positiva y Oliart, esa misma tarde, recibió una nueva llamada de José Enrique Serrano en la que le informaba que el gobierno y el PP le iban a proponer candidato a presidir RTVE. Oliart no podía ni imaginar que le iban a ofrecer el cargo y su respuesta fue inmediata: se sentía muy honrado, esperaba no defraudar, pero necesitaba contar con el apoyo sincero de Rajoy pues en caso contrario no aceptaría. Y tuvo el apoyo de Rajoy, que le llamó por teléfono para decírselo personalmente.


En RTVE y en los medios periodísticos y políticos la sorpresa fue mayúscula. Los socialistas, porque pensaban que Zapatero iba a dar la cara por Sacaluga y se encontraron con que no solo no se planteaba siquiera proponer su nombre sino que se sacaba de la manga el de una persona que no pertenecía al partido ni a su esfera, una persona que no era un profesional de la comunicación, una persona que había sido ministro de UCD y, lo que más polémica ha creado, una persona de 81 años de edad. Sin embargo Zapatero está convencido de que Oliart cumplirá bien con el papel que se le va a encomendar y Mariano Rajoy opina lo mismo. Apuestan por la experiencia en tiempos en los que parece que lo que se lleva es la juventud extrema.


Oliart deberá someterse al trámite parlamentario previo, donde debe lograr una mayoría cualificada devotos antes de ser propuesto al consejo de administración de RTVE. El camino lo tiene aparentemente libre, tras el acuerdo alcanzado entre Zapatero y Rajoy. ¿Y después? Pues después tendrá la responsabilidad de demostrar no solamente que sabe cumplir con el trabajo encomendado, sino la responsabilidad añadida de demostrar que la experiencia es un grado a considerar cuando se trata de hacer un gran fichaje. Incluso con 81 años.



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