Opinión

Cataluña y Madrid, prioridades para Rajoy

La aprobación de los Presupuestos Generales del Estado es prioritario para Rajoy, así como plantar cara al desafío independentista catalán que acaba de dar un nuevo paso con la designación de un candidato a presidente que previsiblemente dará paso a un nuevo gobierno. Previsiblemente, por nada se puede dar por seguro cuando anda Puigdemont de por medio. Sin embargo, para Rajoy es básico recuperar Madrid. Si no lo hace, las posibilidades de que el gobierne una legislatura más son prácticamente nulas. 

Rajoy se toma su tiempo. Siempre se ha dicho que el presidente del Gobierno tarda en tomar decisiones o que permite que se prolonguen los problemas para ver si se resuelven solos. Lo que ocurre es que, con frecuencia, en lugar de resolverse se enquistan. Ante la crisis de Cifuentes en Madrid, Rajoy encontró excusas para no intervenir hasta que ya no tuvo más remedio que hacerlo. No lo hizo personalmente, Cifuentes recibió la llamada pertinente en la que se le indicaba que debía presentar su dimisión. Cosa que hizo de inmediato, no se resistió en ningún momento.

Aun tardó Rajoy unos días en tomar la decisión. Y, como siempre, lo hizo poco antes de que sonara el gong, cuando no tenía más remedio que hacerlo porque la presidenta de la Asamblea de Madrid iba a iniciar la ronda de conversaciones con los grupos parlamentarios para proponer un candidato a la presidencia del gobierno regional. 

Pío García Escudero recibió la llamada en la que se le ofrecía la presidencia regional del partido a las doce de la mañana. Juan Carlos Vera, el nuevo secretario regional, a las dos menos cuarto, poco antes de que Ángel Garrido conociera que sería el candidato a la presidencia del Gobierno, perdería el añadido “en funciones".

Nadie conoció las intenciones de Rajoy hasta esa mañana, y eso incluye a Cospedal y a Maíllo. El comité electoral madrileño barajaba tres opciones: una, apostar por la continuidad, puesto que Cifuentes no había sido obligada a dimitir por su gestión de gobierno, que consideraban adecuada, sino por un problema, o dos, que no tenían relación con su gestión como presidenta. En ese caso, el candidato más indicado era Garrido. La segunda opción era elegir a nadie relacionado con las “familias” del PP de Madrid, enfrentadas entre sí y responsables directas de la crisis del partido. Era complicada la elección, porque el candidato debía formar parte del grupo parlamentario. 

La tercera opción era proponer como candidato al portavoz del grupo parlamentario Enrique Osorio. Finalmente Rajoy se inclinó por Garrido, pero… con un partido regional reforzado con dos personas de su máxima confianza, que conocen muy bien el PP madrileño y el nacional, y que además cuentan con su plena confianza porque han trabajado codo a codo dudante muchos años. Décadas incluso. Como decía uno de ellos no tiene ni necesidad de consultar a Rajoy porque “solo con mirarle ya sé lo que piensa”. Y para Rajoy es clave que eso ocurra en Madrid.

LA JOYA DE LA CORONA

Siempre dijo Rajoy que Madrid, sobre todo la alcaldía por su gran presencia institucional, es la joya de la corona de cualquier partido y siempre ha dado prioridad a elegir a los candidatos con más oportunidades de ganar porque considera que el alcalde, más que el presidente del gobierno regional, puede influir más en la imagen del PP nacional que cualquiera de los ministros. Es la razón de que hace tres años decidiera designar candidata a la alcaldía a Esperanza Aguirre a pesar de que tenía sus más y sus menos con ella y además, con su carácter, había provocado grietas profundas en la convivencia del PP regional. Pero Aguirre tenía algo importante en su haber: todos los sondeos indicaban que, de calle, era la candidata que conseguía mayor número de votos. Ganó las elecciones municipales, pero no la mayoría absoluta y el PP solo gobierna cuando consigue mayorías absolutas.

Pío García Escudero, presidente del Senado, fue presidente del PP madrileño durante 11 años, y también conoce el PP nacional como pocos. Ha sido director de la mayoría de las campañas madrileñas que dieron el triunfo al PP y también de varias de las campañas nacionales. En cuanto a Juan Carlos Vera, en el partido desde los tiempos de Alianza Popular, siempre en cargos organizativos, ha sido director de las campañas de Esperanza Aguirre y de Cifuentes, lidiando con dos animales políticos que tenían identidad propia y que además mantenían unas relaciones muy tensas entre ellas. Y salió bien parado. Conoce, al igual que Escudero, perfectamente cómo respiran las familias madrileñas, quién es afín a quién, quién detesta a quién, quienes son leales y quienes van a lo suyo o son capaces de cualquier cosa con tal de favorecer a su jefe o jefa de filas.

Por otra parte la relación entre Escudero y Vera es muy estrecha porque se conocen desde hace muchos años y han trabajado juntos en situaciones difíciles; al mismo tiempo, la relación de los dos con Rajoy es excepcional. Ninguno de ellos pertenece a ningún sector concreto del PP, lo que probablemente Rajoy también ha tenido en cuenta porque es de dominio público que en el PP hace tiempo que existen tensiones, en algunos casos animadversiones que ya ni se ocultan. Tanto Escudero como Vera son completamente ajenos a esas fricciones y no responderán más que ante Rajoy sin por ello hacer de menos a Cospedal y Maillo … que tampoco guardan una relación especialmente intensa entre ellos. 

Su objetivo es poner orden en el PP madrileño, recuperar la esperanza perdida, atar en corto a quienes pretenden barrer para casa, para su “familia” e ir pensando en las listas electorales, la municipal y la autonómica. Es una de las tareas que les ha encargado Rajoy, aunque el presidente tendrá la última palabra, sobre todo respecto a las cabezas de esas dos listas.

Todo apunta a que Pablo Casado será candidato a la alcaldía, pero podría serlo al gobierno regional … o no serlo a nada, con Rajoy nunca se sabe. Y el presidente del Gobierno no quiere tomar ninguna decisión al menos hasta que los otros partidos designen sus candidatos, para ver cuál es la mejor opción del PP para intentar ganarles. 

El nombre de Soraya Sáenz de Santamaría también suena, y entre las personas que la promueven se encuentra Cospedal, lo que provoca la idea de que Cospedal quiere que sea candidata madrileña para apartarla así del Gobierno. Pero aparte de Cospedal, hay un elemento más que juega en su posible candidatura: la militancia madrileña también la quiere porque creen que es la persona que sumaría mayor número de votos.

De momento está aparcado todo lo relacionado con los cabeza de lista, y antes de concretar los nombres se realizará un sondeo para ver quienes son los que tienen más posibilidades de ganar, como se hizo cuando se decidió que fuera Esperanza Aguirre quien optara a la alcaldía. De momento, el encargo que han recibido Pío García Escudero y Juan Carlos Vera ha sido poner orden en el PP de Madrid y hacer todo lo necesario para que quede fortalecido para ganar elecciones. Que hoy está lejos de encontrarse en esa situación.

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