Opinión

Comportamiento ejemplar

Los españoles han atravesado un auténtico calvario en los últimos años, con una crisis galopante que nos tocó de lleno porque el presidente Zapatero miraba hacia otro lado mientras sus colegas europeos tomaban medidas para atajar el problema; y, después, con un plan de dureza inconmensurable cuando Rajoy accedió al gobierno y dio prioridad a arreglar la economía. Para esos españoles que han vivido un calvario, y que en muchos casos no han logrado todavía superar su precariedad, la lista Falciani es un golpe que hiere en lo más profundo. Su sacrificio personal, inmenso sacrificio, coincidía en el tiempo con una sofisticada ingeniería financiera que facilitaba a importantes personajes públicos colocar sus dineros a buen recaudo en el extranjero.

Falciani ha puesto nombre y apellido a esos personajes. La mayoría de ellos ya han arreglado sus cuentas con Hacienda, aunque pagando cantidades infinitamente inferiores a las que estarían obligados si su dinero lo hubieran mantenido en España, gracias a una amnistía fiscal que sin duda es una gran injusticia, aunque sea legal; los que quisieron hacer trampa han sorteado la lupa indagadora de la Agencia Tributaria pagando un porcentaje muy inferior a quienes han cumplido en tiempo y forma con sus obligaciones. Otros pidieron residencia en países de manga ancha en la fiscalidad, y los hay que a pesar de la amnistía no quisieron acogerse a ella porque pensaban que podían seguir moviéndose impunemente en el mundo de las transferencias internacionales y la resistencia de algunos bancos a dar cuenta de las cuentas de sus clientes. 

Se publican los nombres de los españoles de la lista Falciani cuando el parlamento catalán ha preguntado a Mas sobre los dineros de Pujol. Pues bien, es posible que el expresidente salga limpio de polvo y paja a pesar de inventarse un legado y mantener ocultos muchos millones en el extranjero, porque las comisiones rogatorias no han logrado que Andorra, Suiza y Liechstenstein faciliten los datos sobre los dineros del expresidente y sus hijos.

En la lista aparecen deportistas de reconocido prestigio, banqueros, empresarios de distintos sectores y personajes a los que se invita a los salones y despachos más influyentes. No lo merecen. Incluso los que han conseguido mantenerse dentro de la ley gracias a la amnistía, han estado años ocultando datos al fisco español y, además de trampear o intentar trampear, han utilizado su poderío y su capacidad de maniobra para mantener su nivel de vida mientras millones de españoles se sacrificaban para sacar este país adelante. Y encima se las dan de patriotas. Y encima se permiten hablar de honradez… algunos incluso hacen declaraciones públicas quejándose de la pérdida de valores éticos y morales. 

Su descaro no tiene límite. Y tampoco su falta de honradez, aunque hayan logrado “limpiar” el dinero que mantenían en bancos extranjeros. Su comportamiento ha sido de todo excepto ejemplar, aunque presuman de españolidad.
 

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