Opinión

Cuánto durará Pedro Sánchez

Esta semana, Pedro Sánchez y sus equipo negociador pueden lograr que finalmente acabe el teatro que vivimos desde hace más de tres meses y se firmen los acuerdos con Junts y ERC, que darán paso a la investidura del actual presidente. Ya advirtió Sánchez en la última reunión del Comité Federal que hay que aprobar la amnistía para hacer de la necesidad virtud. Anuncio que significa que está decidido a aceptar “su” necesidad a cambio de promulgar una ley que solo beneficiará a aquellos con los que se negocia. Una inmoralidad.

Sánchez y sus fanatizados defensores ponen el acento en que esta maniobra tiene como objetivo impedir un gobierno de ultraderecha. No es cierto. Solo busca la permanencia de Sánchez en la Presidencia del Gobierno y si de Sánchez se puede esperar cualquier engaño, duele que socialistas a los que se tenía por personas de palabra, con principios, compren esa idea para justificar así lo injustificable. Una prueba más de que el sanchismo no merece respeto.

Calendario en mano, Sánchez puede ser reelegido presidente en un par de semanas e iniciar así una nueva legislatura. La pregunta es cuánto durará esa legislatura, porque a pesar de que ha buscado unos socios que aprobarán lo que le sea para continuar barriendo para casa y continuar en el machito, entre esos socios hay algunos que al ver a Sánchez tan dadivoso pueden pasarse de la raya y, ya puestos, presenten exigencias mayores y, al fin, haya reacción de socialistas que se planteen apostar por su propia dignidad personal antes que r seguir engañando a sus votantes con argumentos falaces. Veremos qué pasa en los próximos meses con los votos que permiten a Sánchez gobernar a cambio de aprobar leyes que provocan dolor infinito a los españoles que creen en la democracia y el Estado de Derecho y saben cuál es el coste de esos votos.

La investidura depende de Puigdemont y Junqueras, pero después hay que gobernar. Sánchez ha dejado en la cuneta a cantidad de heridos que en cualquier momento pueden aparecer y plantarse ante el presidente. Por ejemplo, Podemos. Belarra ha anunciado que no aceptará las instrucciones de Yolanda Díaz y, aunque es probable que Podemos apoye la investidura, después podría desmarcarse. Sobre todo si Sánchez no acepta a Montero en el nuevo Gobierno. Hay futuro para ella: el Parlamento Europeo, Podemos presentará en las elecciones de junio lista propia, fuera de Sumar.

Y puede ocurrir también que si en cada proyecto de ley los independentistas exigen nuevos privilegios, los propios socialistas se planten ante Sánchez porque tienen todas las de perder cuando sus votantes vean que todos los dineros van para Cataluña… pero lo pagan todos los españoles.

Será difícil que la legislatura llegue a su final, incluso a su mitad, pero no se puede descartar: falta honradez en la mayoría de nuestros personajes públicos, se han dejado fuera de foco los principios la propia estimación.

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