Opinión

Díficil salida

Si no ocurre algo imposible de  predecir en estos momentos, este viernes Pedro Sánchez habrá cumplido su segundo objetivo: no pasar a la historia como el único presidente que perdió una investidura. Pírrico objetivo, eso sí, pero le consuela de no haber conseguido el primero: convertirse en presidente de Gobierno.

Todavía no se ha escrito el capítulo final  de esta historia, Rajoy aún puede ser elegido después de las vascas y gallegas, e incluso podría serlo el propio Sánchez, aunque no lo merece.
No lo merece porque ha perdido las elecciones en dos ocasiones, en las dos con la “heroicidad” de protagonizar los dos peores resultados del PSOE, y además porque en las últimas semanas ha mantenido una actitud absolutamente rechazable: no aceptar el resultado de las elecciones. 
Porque podrá decir lo que quiera con los argumentos que le dé la gana, pero la verdad pura y dura es que se niega a admitir que  el PP ha ganado, ha ganado además sobradamente, y para más inri ha llegado a la investidura con un pacto que suponían 170 votos, a falta solo de 6. 
Que Pedro Sánchez acusara de traidores a quienes no le facilitaron la investidura con solo 131 votos detrás, es como para hacérselo mirar. El PP de Rajoy, en solitario, ha tenido más escaños detrás que los que sumó Sánchez con otros partidos en su intento de ser elegido presidente.

La actitud del secretario general socialista, cerril, decepcionante en el secretario general de un partido que cuenta con años importantes de historia en su haber, hace pensar que hay muy difícil salida a la situación actual, porque Sánchez se niega a todo: no a Rajoy ni a cualquier candidato del PP, no A que un nuevo comité federal se pronuncie a favor de que la abstención de once diputados socialistas permitan el gobierno de Rajoy, y no a que Sánchez intente formar gobierno, como este jueves ha anunciado su portavoz parlamentario Pedro Sánchez. Bloqueo. Bloqueo total, sin paliativos. Que aboca a unas terceras elecciones … que Sánchez tampoco quiere. A ver cómo se come eso de no a todo.

A un socialista de los que cuentan con trayectoria importante detrás, le preguntaba esta periodista si no cabía la posibilidad de que esos barones que tanto se duelen de lo que ocurre, se pusieran de acuerdo  para pedir a once de sus diputados que se abstuvieran, y respondió que eso no estaba en la cultura del PSOE. 

¿Está en la cultura del PSOE respaldar a un secretario general que no acepta el resultado de las urnas? ¿Está en la cultura del PSOE no mover un dedo para cortar las alas a quien suma fracasos sonados, a quien mira con ojos golosos a un partido chavista, a quien castiga a los que osan cuestionar algunas de sus decisiones, a quien marca distancias con los dirigentes regionales que no practican el seguidismo incondicional?

Pobre PSOE.

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