Opinión

La difícil salvación del soldado Sánchez

Más de la mitad de los dirigentes regionales del PSOE le tienen ganas a Pedro Sánchez, y entre ellos se encuentran todos los poderosos, los que mandan en los feudos socialistas. Este sábado se celebra una nueva  reunión del comité federal socialista que se presume fundamental para el futuro del partido, pero existen experiencias previas que demuestran que ante comités de una relevancia superlativa, se producen multitud de declaraciones y anuncios de intenciones tajantes en los días previos, pero a la hora de la verdad… nada.

En esta ocasión sin embargo los miembros del federal están obligados a tomar alguna decisión concreta. Porque está en juego la supervivencia del partido con un Podemos que levanta más pasiones de las esperadas,  porque desde hace cuatro años es continuo el chorro de pérdida de votos, porque empieza a advertirse desafección en Andalucía, el   bastión socialista por excelencia, y porque además Sánchez ha cometido la torpeza de trasladar a la militancia la consulta de las iniciativas de más enjundia que propone la secretaría general, con lo que diluye el poder del Comité Federal, el máximo órgano entre congresos.  Y la mayoría de sus miembros no están dispuestos a perder influencia.

Sánchez ha demostrado agallas en los últimos meses, pero también ha dado pasos en falso. Agallas cuando dio a entender al Rey que estaba en condiciones de sumar los votos necesarios para convertirse en presidente del gobierno, agallas cuando dedicó las 24 horas del día a intentar captar esos votos, y agallas para enfrentarse a algunos de los miembros más relevantes del partido que no confiaron en su capacidad para moverse en la escena política.  Así como agallas finalmente para realizar un esfuerzo sobrehumano en la segunda campaña electoral y conseguir lo que parecía imposible:  mantener al PSOE como segunda fuerza y evitar el “sorpasso” de Podemos.

EL ACUERDO CON CIUDADANOS

Entre los pasos en falso, pensar que Pablo Iglesias iba a apoyar un gobierno de progreso con Ciudadanos dentro,  así que los críticos de su partido acusan a Sánchez de escasa visión política al firmar un acuerdo de gobierno con Albert Rivera sabiendo que eso imposibilitaría el acuerdo con Podemos. Un barón regional, crítico en privado con su secretario general,  dice sin matices que “Pedro acusa a Iglesias de haber impedido el relevo de Rajoy, pero el que lo ha impedido es Pedro al firmar un acuerdo con Ciudadanos que Podemos nunca iba a admitir”.

El PSOE ha perdido 5 escaños y además Susana Díaz  ve a Sánchez como responsable de que el PP ganara en Andalucía.  Mal asunto, porque no es ningún secreto que Díaz aspira a dar el salto a la política nacional y el “sorpasso” de Juanma Moreno en tierras andaluzas la coloca en una situación complicada. No es la única dirigente regional que admite abiertamente que Sánchez lleva una política equivocada, pero sí la que centra más atención. A Sánchez le apoyan pocos dirigentes autonómicos, y además de regular peso en el Psoe.  

La mayoría de los barones –y la baronesa andaluza- apuestan por el voto contrario a Rajoy pero también permitirle que gobierne puesto que ha vuelto a ganar las elecciones. Y si eso significa que hay que abstenerse, y que el Psoe pase a  la oposición para, desde la oposición, trabajar firmemente en la reconstrucción del partido.

Uno de los barones ofrecía un punto de vista cuando menos curioso: el futuro de Pedro Sánchez depende en buena parte del acuerdo al que llegue con Mariano Rajoy, que probablemente se concrete en la reunión que van a mantener en los próximos días.

Su idea –la del barón- es que Sánchez debería pactar con Rajoy que desde la oposición le apoyará  inicialmente los Presupuestos y después las grandes cuestiones de Estado, en las que históricamente siempre han ido de la mano PP y PSOE –lucha contra el terrorismo,  política autonómica, Unión Europea y Defensa-  y ser muy duro en las cuestiones sociales, lo que  permitiría  al dirigente socialista relanzar su imagen, hoy maltrecha, ejerciendo como líder de la oposición y presentando una cara de estadista que fuera dejando atrás la demagogia, el populismo  y la falta de experiencia de Pablo Iglesias, que se cree ganador de  las próximas elecciones.

LAS ASPIRACIONES DE MADINA

El comité federal de este sábado, insisten las distintas personas que se avienen a hacer pronósticos sobre cómo se desarrollará el cónclave, no abordará un asunto que sin embargo es objeto de toda clase de especulaciones:  el relevo en la secretaría general. Es algo que queda fuera de la agenda inmediata, volcada en cómo abordar la elección del nuevo presidente de gobierno y qué papel debe jugar el PSOE en esa elección. 

Mientras no se resuelve,  la  consigna se podría resumir en un título  de película, “Salvar al soldado Sánchez”. Hay que cuidarle mientras sea el máximo dirigente del PSOE. Incluso hay que salvarle de sí mismo, con tantas ansias de acceder a la presidencia de gobierno que estaría dispuesto a abrazarse a Podemos, lo que sin duda  convertiría  al PSOE en un partido que marcha  directamente hacia el abismo, aunque algunos  responsables regionales absolutamente “sanchistas” defienden esa idea que la mayoría considera suicida.

 Será el congreso federal el que debatirá sobre el cambio o no cambio del secretario general,  y existe la decisión mayoritaria de no abordarlo  hasta  los prolegómenos de ese congreso, que en principio se celebrará antes de fin de año.  Sin embargo  nadie oculta que hay candidatos para el cargo, al que se presentará Pedro Sánchez, dispuesto a combatir con quien quiera su puesto.

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