Opinión

La fianza de Bárcenas

Hace un par de días, un dirigente del PP comentaba que estaban a la espera de alguna decisión judicial que pusiera en el centro de la diana a su partido. Cuando la periodista le echó en cara que tuviera tan escasa confianza en la Justicia, respondió algo así como que efectivamente le entristecía tener tan poca, pero que había motivos sobrados para llegar a la conclusión de que algunos jueces se movían por criterios ideológicos, y puso como ejemplo la disparidad de criterios entre una sala de la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo respecto a la liberación del etarra Santi Potros.

Al conocer la noticia de que Luis Bárcenas accedía a la libertad con fianza de 200 mil euros, el recuerdo de la conversación fue inmediato. Independientemente de que se considere a Bárcenas culpable o inocente, víctima o verdugo, es chocante, cuando menos, que se le conceda la libertad con fianza cuando la semana anterior se le había pedido una condena de prisión de más de 40 años, y que se alegue a favor de esa libertad condicionada el arraigo laboral y familiar. El mismo arraigo laboral y familiar que tenía hace algo más de un año, cuando su abogado presentó por primera vez el recurso en el que pedía su libertad.

Independientemente de que tenga derecho a esa libertad con fianza, que posiblemente la tiene, lo que no se entiende bien es que se le haya precisamente ahora, cuando se inicia un año electoral. Nadie con dos dedos de frente puede pensar que se trata de una casualidad. Y, al igual que ocurría al dirigente del PP, que determinadas decisiones judiciales den argumentos para pensar que con frecuencia se toman decisiones que huelen a oportunismo o ideología, entristece.

Dicho lo cual, el caso Bárcenas está políticamente amortizado, aunque habrá quien intente meter el dedo en el ojo de Rajoy sacando a colación una vez más la trama Gürtel y los dineros no muy claros del PP. Han hecho tanto ruido, se han filtrado tantos documentos (muchos de ellos escandalosos, otros que se demostró manipulados) y se han producido tantas declaraciones y desmentidos, que todo lo relacionado con Bárcenas cansa. Cansa porque no se acaba de ver de forma definitiva que hubiera hecho pagos en negro a toda la dirección del PP (algunos de los acusados por el tesorero han hecho públicas sus nóminas en las que figuraba el sueldo que recibían del partido con las retenciones correspondientes), no se sabe bien a cuánto ascendían las donaciones de empresarios y su destino, y se le notaban al tesorero filias y fobias en sus acusaciones.

Que había operaciones non sanctas en el PP, seguro. Y en otros partidos. Pero Bárcenas hizo demasiadas chapuzas documentales como para creer sus cuentas. Las propias y las del PP. Porque todavía no ha sabido explicar cómo se hizo millonario.

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