Opinión

Hay que llegar aprendidos

En el mus, al que se queja de las malas cartas, del compañero torpe o de la suerte del adversario se le suele decir “aquí hay que llegar llorado”. A los ministros de Podemos que arremeten ahora contra los socialistas que han dudado  del  borrador que ha presentado Irene Montero para promover la Igualdad, habría que decirles que  al gobierno “hay que llegar aprendido”.

No solo no saben nada los ministros que capitanea Pablo Iglesias sino que además se niegan a aceptar lo inaceptable: que el equipo que redactó el borrador no tenía la menor idea de qué es un proyecto de Ley, no se había tomado la molestia de informarse previamente sobre las circunstancias a tener en cuenta, no se asesoró previamente sobre las cuestiones técnicas y no analizó las consecuencias de su propuesta. Por ejemplo, que disminuían las penas para  agresores tipo “la Manada”. Por otra parte dejaban de lado las reivindicaciones más importantes del mundo feminista, que saben perfectamente en qué puntos hay que trabajar con intensidad porque queda aún mucha materia para resolver.

Montero, que suele  creer que está en posesión de la verdad, entregó el borrador al ministro de Justicia. Aparte de Campo, también lo analizaron dos jueces más que forman parte del gobierno, Marlaska y Robles, y los tres llegaron a la misma conclusión: no había por dónde cogerlo.

Hace un par de semanas que desde las filas socialistas están dando  la voz de alarma privadamente, para no enturbiar las relaciones con los compañeros de Podemos. Además, para no dar un disgusto al  presidente que, para hacer equipo los había reunido un fin de semana en Quintos de Mora.

No ha servido de nada, la prueba es que hace ya días que algunos periodistas nos habíamos hecho eco de que amenazaba tormenta.  Tanta, que Iglesias se ha puesto en cabeza de la manifestación acusando de “machismo trasnochado” a los compañeros socialistas que han intentado suavizar las cosas diciendo que veían  problemas técnicos en el proyecto de Irene Montero,  sin decir lo que de verdad pensaban, que era infumable.

Las palabras de Iglesias demuestran que tenían razón los jefes de gobierno que nunca quisieron en el mismo equipo de gobierno a parejas, hermanos o padre e hijos: a la postre  surgen problemas personales. ¿Qué pasaría en Galapagar si Iglesias se hubiera alineado con las tesis de  los ministros socialistas respecto al proyecto de ley de su mujer?

Como es difícil encontrar un dirigente de Podemos capaz de autocrítica o de una mínima reflexión,  han puesto el foco en Carmen Calvo. La vicepresidenta, afirman, tiene enfilada a Irene Montero por celos, no soporta que Sánchez le haya dado la cartera de Igualdad, un área que antes pertenecía a la vicepresidencia primera que ocupaba, y sigue ocupando, Carmen Calvo.

La cosa se pone fea para Sánchez. A lo mejor tenía razón cuando decía que la posibilidad de gobernar con Podemos le quitaba el sueño.

Te puede interesar