Imposible adivinar qué puede ocurrir este martes en el que, supuestamente, el Parlamento de Cataluña elige nuevo presidente.
Imposible adivinarlo porque los protagonistas del debate de investidura toman decisiones que anulan poco después; los dirigentes del PDeCAT y de ERC dicen en público lo contrario de lo que confiesan en privado, cuando afirman que Puigdemont no puede ser candidato y es necesario buscar un candidato “limpio”, sin problemas con la justicia.
Como si no fueran suficientes los motivos de duda, desde Bruselas dan a entender que se pedirá una prolongación del límite de tiempo para la investidura, pero dimiten tres diputados para que corra la lista y por tanto se pueda celebrar la sesión de investidura.
El marido de la ya exdiputada Serret transmite en directo su regreso en coche a España dando a entender que vuelve con Puigdemont a bordo, simultáneamente Puigdemont participa en una reunión del PDeCAT en Barcelona a través de video conferencia, lo que indica que no se encuentra en ningún coche, y el presidente del Parlament, Roger Torrent, de ERC, da la callada por respuesta a quien le pregunta mientras desde su partido declaran oficialmente que solo tienen un candidato, Puigdemont.
Sin embargo su portavoz en el Congreso de los Diputados, Joan Tardá, que días atrás se pronunciaba públicamente a favor de cambiar de candidato para que pudiera haber investidura, ahora sigue en la misma línea al decir que si para recuperar el gobierno de Cataluña hay que sacrificar a Carles Puigdemont, se le debe sacrificar.
La primera conclusión es que los independentistas van a investir presidente a Puigdemont este martes. O no. Porque según las declaraciones oficiales es lo que va a ocurrir, si se pone el oído a lo que dicen voces destacadas de ERC y PDeCAT la música es distinta: Puigdemont se ha vuelto loco, Cataluña no puede seguir gobernada desde Madrid por aplicación del artículo 155 de la Constitución, se debe iniciar una etapa en la que, sin renunciar a la independencia, se intente dialogar con el gobierno central con una cierta sensatez y obtener así mejor trato para Cataluña, no se puede gobernar Cataluña desde otro país, en unos meses se celebrarán los juicios de las personas ahora imputadas y les pueden caer años de prisión, o inhabilitación, y por tanto Puigdemont no podría estar al frente de la Generalitat… en fin, argumentos que se le ocurren a cualquiera con dos dedos de frente y, desde luego, también a independentistas de renombre que sin embargo declaran su apoyo incondicional a Puigdemont en cuanto ven de cerca un micrófono.
¿Qué va a pasar este martes? Solo lo sabe Torrent, y el presidente del Parlament sigue fielmente las instrucciones de su partido, ERC. Y ERC dice una cosa y la contraria según quien sea el que hable. Así que mejor no jugar a las adivinanzas, porque se trata de un asunto demasiado serio como para tomárselo un solo momento a broma.
