Opinión

El Madrid político: ¡Qué tropa!

Era la joya de la Corona del PP y el oscuro objeto del deseo del PSOE, pero el PP perdió la alcaldía y puede perder el gobierno regional, mientras el PSOE afronta una crisis de dirección  de imprevisibles consecuencias y en Podemos se visualiza una fractura que deja muy dañada la imagen de Pablo Iglesias como máximo dirigente nacional.  

Tampoco Ciudadanos sale bien parado de  la generalizada crisis política madrileña: acosa a Cifuentes para que dimita pero si no lo hace el partido de Rivera tendría que apoyar una moción de censura de Podemos y PSOE, lo que no acaba de convencer a su electorado; por otra parte  la situación ha dado protagonismo a  su responsable  regional Ignacio Aguado, que en esa sobreexposición no se ha presentado como un dirigente con el  liderazgo que se supone al candidato madrileño de un partido  que se presenta como el único capaz de remediar la complicada situación en la que hoy se encuentra el país.

La crisis madrileña deja malherida a una Cristina Cifuentes que formaba parte de las figuras más representativas del PP actual y del futuro.  Que haya habido irregularidades en la tramitación de su máster es quizá lo menos relevante de su situación, porque no le falta razón cuando dice que ella cumplió con todo lo que le exigió la Universidad Rey Juan Carlos, que no pidió la documentación que le facilitaron, que estaba falsificada o “reconstruida”, y que entregó los trabajos que le pidieron. 


MORIR MATANDO


Lo peor fue la gestión que hizo de todo el asunto, que ella misma fue agravando con las explicaciones confusas, los desmentidos de profesores y las acusaciones a la Universidad como responsable de las presuntas irregularidades. Se enredó en su enredo, hasta el punto de que cuando se en encuentra más herida lanza una ofensiva contra Esperanza Aguirre al presentar en fiscalía una querella por presuntas irregularidades en construcción de la  fallida Ciudad de la Justicia, con varios  edificios abandonados  y sin terminar.  La querella ha sentado como un tiro en el partido a nivel  nacional, donde afirman que la todavía presidenta presume de que va a “morir matando”. 

Por otra parte Cifuentes destrozó la convención celebrada en Sevilla, que tenía como objetivo el relanzamiento del partido. Relanzamiento abortado.

Al principio de la polémica sobre el master media docena de voces autorizadas le declararon su apoyo, aunque con el tiempo solo ha contado con el único incuestionable de María Dolores de Cospedal.  Otros prefirieron no pronunciarse o hacerlo con la máxima cautela, incluido el propio Rajoy. Cuando se cumple casi un mes de que se conocieran los primeros datos sobre el polémico master, de lo que más se habla en el PP es de si la dimisión inducida se va a producir antes o después del 2 de mayo,  fecha en la que la presidenta madrileña debe presidir una  recepción con la que se celebra la fiesta de la comunidad y que es cita de personalidades madrileñas, a la que acuden miembros del gobierno y representantes de los partidos de la oposición. Una situación incómoda para el PP en general y para Cifuentes en particular. Desde su entorno, abiertamente, admiten que no pueden garantizar la asistencia de la presidenta a citas concertadas para los próximos días,  una especie de “confesión” de que no están seguros de que Cifuentes continúe en su cargo.

Ciudadanos, si dimite Cifuentes, podrá presumir de que es a ellos a los que el PP entrega su cabeza, porque han asegurado que si no deja el cargo apoyarán la moción de censura de los partidos de izquierda que convertiría en presidente al exministro de Educación Ángel Gabilondo. Pero el apoyo a esa moción es un riesgo para Ciudadanos, cuyo caladero de votos se encuentra fundamentalmente en el PP, aunque también en el PSOE en menor grado; los desencantados de Rajoy que ven en Rivera el perfil que buscan, de ninguna manera aceptarían respaldar a un candidato que pacta con Pablo Iglesias.  Ese “pecado” fue el que provocó la fuga  de votos del PSOE hace dos años, y si eso ocurrió con un partido de izquierdas,  más todavía puede ocurrir con un Ciudadanos  que  donde mejor pesca es en el área del centro.


EL ABRAZO DEL OSO A ERREJÓN


Podemos además cuenta con un ingrediente añadido para el rechazo de la gente de orden que se acerca a Ciudadanos: su ambigüedad respecto al independentismo catalán.  Y un nuevo negativo ingrediente más: es un partido en franca decadencia, con una seria descomposición interna, del que se distancian la mayoría de los grupos  periféricos que se sumaron al proyecto hace dos años y medio. Una vez asumida la sorpresa de pasar de la nada a ser el cuarto partido nacional, han aparecido importantes discrepancias entre Podemos y sus satélites, que ya ni siquiera aceptan formar parte de sus siglas.

En Madrid esa crisis se visualiza más que en cualquier otra región. Errejón, humillado tras perder el congreso bautizado como Vistalegre 2, que provocó su desalojo de la portavocía parlamentaria  y ser relegado no a las tinieblas pero casi,  se hizo fuerte n Madrid enfrentado con el líder oficial Ramón Espinar, que es lo mismo que decir enfrentado con Pablo Iglesias.

Le lanzó un órdago advirtiendo que no se presentaría candidato al gobierno regional si no se le daba libertad para elegir su equipo, su lista, y el nombre con el que concurrir a las elecciones. El órdago coincidió con la sospechosa filtración de un escrito de Carolina Bescansa, que apoyaba a Errejón, en el que  exponía la estrategia para hacerse con el poder en Madrid en el 2019 como primer paso para relevar a Pablo Iglesias en el 2020. A Iglesias le faltó tiempo para convocar a Errejón y Espinar y llegar a un acuerdo de lista conjunta. Bescansa que queda fuera de juego y probablemente definitivamente fuera de la política y lo que hay que preguntarse es si, con esa fórmula que se presentó  apaciguadora con sonrisas y frases de amistad inquebrantable, no se estaba escenificando el abrazo del oso de Iglesias a Errejón. Iglesias no perdona … a no ser que Errejón lograra un éxito apoteósico en las autonómicas del 2019.

A todo ello se suma que en Podemos, a nivel nacional, cada vez es más evidente la incomodidad que provoca en el poder omnímodo del binomio Pablo Iglesias-Irene Montero y el apartamiento de la mayoría de los que formaron parte de la fundación del partido.

En esas aguas revueltas el PSOE sueña con el derrumbamiento de Cifuentes y el éxito de la moción de censura, aunque saben que Rajoy es capaz de empujar a Cifuentes a que presente su dimisión  para que sea sustituida al frente del gobierno por otro miembro del partido. No tiene mucho donde elegir, porque debe tener escaño en el parlamento autonómico y el grupo no está sobrado de cabezas especialmente brillantes. Tampoco el grupo de Pedro Sánchez.

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